


Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)
Por más que todo sea tan inapelable, no podemos desprendernos del análisis individual. Ya sé, la idea ya ronda en otros sitios web pero qué va a ser... Si nos viven copiando.
Claudio Bravo: Irreprochable actuación. Salvó la patria en momentos claves. No le pidamos que llegue en los balones detenidos porque ya sabemos qué esperar. Un penal o un tiro libre frente al ex colocolino es gol casi seguro. Gritó para ordenar su defensa pero no le hacían caso.
Jorge Vargas: El mejor de la zaga. Su lentitud se disfraza con experiencia y posee algo más de timing que sus compañeros.
Alex Von Schwedler: Pailón. Andaba perdido, no tomaba las marcas, despejaba como jugando a los países y su potente cabezazo no fue alternativa. Debut y despedida, supongo.
Ismael Fuentes: No es lo mismo quitarle la pelota al pichanguero de Pipino Cuevas a al livianito de Sebastián González en Méjico que a los brasileños del scratch. Chupalla dio la hora o para ser más condecendiente con el dicho, esta chupalla es pura paja.
Luis Pedro Figueroa: Se atrevió en el primer tiempo. Le falta precisión y técnica depurada para jugar en velocidad. Si paras la pelota y se te adelanta diez centímetros, un carioca te la pincha. Porque ellos sí que marcan. Lejos el que más ganó con este encuentro amistoso. Se trajo la camiseta del Mono.
Mark González: Mezquino, pseudo figura y poco consistente. Está hace dos años en Europa y todavía no mejora sus debilidades. Llega sin peligro, no se atreve al remate de media distancia, lo rozan y cae al piso, reclama en vez de apurar el fútbol, no tira paredes con los ofensivos, no saca un centro ni un tiro libre bien... Un bodrio. Mejor jugaba Tello.
Arturo Sanhueza: Al que menos le tenía fe y el que mejor jugó. Puso "huevos", personalidad, corrió patadas cuando el equipo estaba sobrepasado y frenó con ello el floreo a punta de respeto, o falta de respeto si prefieren. No se achicó, hasta pisó la pelota. Sólo le falta rapidez para girar. Los brasileños lo sabían. Siempre lo apuraron a él. No tiene explosión el Guatón.
Claudio Maldonado: Más lento que el Transantiago. Opaco, ni chicha ni limonada decían en el campo. Tuvo un tiro en el palo (la única llegada de Chile, como para que los burros entendieran cuál era el expediente a utilizar) y cuando quitaba la pelota jugaba para el lado. David Pizarro es diez veces más que él. Está sobrevalorado.
Matías Fernández: Mucho baby y poco fútbol. No se jugó la personal, no tomó los hilos del partido, creyó que con la rabonita espantaba los brasileños. Le falta peso. Ser figura quiere decir hacerlas todas bien, independiente de que sea un toque de primera o una patriada personal. Le falta.
Luis Jiménez: Se prodigó pero no sabía dónde jugar. Con Fernández, Figueroa y González ocupando sus franjas habituales, el Mago quedó desterrado. No tenía puesto. Fue víctima del esquema. Debió salir él para el ingreso de Valdivia. No por su nivel sino porque los ex colocolinos juegan mejor entre ellos.
Humberto Suazo: ¿Jugó?
Reynaldo Navia: Está pintado, es sandía calada... Claro, para jugar contra Costa Rica, Honduras, Perú, Trinidad y Tobago, etcétera. Para estos, los partidos de verdad como los de hoy, vayan a buscar a Salas o resuciten a Candonga Carreño.
Rodrigo Tello: Poco pudo aportar. Cuando lanzó correctamente un tiro libre y el arquero carioca quedó a traspié dio la impresión que Mark González se tenía que quedar practicando centros en Anfield Road.
Manuel Iturra: Colocho apenas tocó la pelota. Igual se vio entusiasta. Hay que ponerle ojo porque es a uno de los que se le nota el hambre por hacer algo más que ir a buscar la pelota dentro del arco propio. La actitud trasunta, no es cuestión de minutos en cancha.
Jorge Valdivia: Cuando ponga su talento en servicio del equipo y no del Valdivia Futbol Club, ahí recién hablamos si es un jugador de primer nivel. Da lo mismo si a los brasileños les muestras la pelota. Ellos, al final del partido te muestra el marcador y ahí quedaste. Sobrevalorado.
Nelson Acosta: Le tengo buena al profe pero no por eso voy a asegurarles que a este le pasan un rompecabezas para un niño de 8 años y está toda la tarde armándolo. Y para variar, se le pierde alguna pieza.