Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)
¿Cómo se le puede ganar a Argentina era la pregunta? Ya sabemos. Hay tres maneras. Una, cayendo en su juego de guapos y sacando ventaja de eso como lo intentó la discreta selección uruguaya el sábado pasado. Otra, imponiendo individualidades en un juego donde el alarde individual es el denominador común y eso queda para los brasileños.
La mayoría, debe apelar a la estrategia, a funcionar de manera perfecta para que sea tu pizarra la que desarrolle los pormenores de un match. Y aún así, con jugadores como Agüero o Messi es cosa que te claven una estocada que eche el plan por tierra.
Esa correcta aplicación del dibujo planificado por el técnico puede marcar la diferencia y es lo que, por fin, le dio a Chile una clara victoria sobre un deslucido seleccionado argentino. Allí está el mérito, en que el visitante no se vio cómodo en el campo del Estadio Nacional y no fue un solo pasaje del partido el que definió la brega. Fue un funcionamiento general el que inclinó la balanza a nuestro favor.
No hubo puntos bajos y sin eso, ya tienes grandes opciones de ganar. El rendimiento individual rayó por el techo de cada jugador. Ninguno es más que lo que mostraron hoy. Claudio Bravo descolgando balones estuvo a la altura, la zaga fue preponderante a la hora de anticipar y no permitir que se diera siquiera la opción del mano a mano.
Y ante esa opción, era fundamental anular el poblado y determinante medio terreno argentino. Y el trabajo de Carmona, Estrada, Beasejour y Droguett a la hora de quitar balones y acompañar el ida y vuelta como se hace en el fútbol moderno marcó enormes diferencias al bajísimo nivel de Zanetti, Cambiasso, Ledesma y Mascherano.
Una más que correcta tarea de Fernández, Suazo y Orellana que nunca dejaron de generar peligro constante en el lado defensivo de Basile y lo obligó a replegarse sin imponer su clásico ritmo parsimonioso y de constante cambio de frente.
No es para volverse locos porque esto fue el lado blanco de una actuación en negro como la que se vivió en Quito hace pocos días. Se venció a un rival inimaginable, se convenció y lo más importante, se aseguró el cuarto cupo incluso ante un tropiezo eventual en Perú, eso en marzo del próximo año.
Parece complicado esperar que el funcionamiento de Chile sea tan perfecto como el que se vio frente a la Argentina. Pero ya sabemos que ante equipos como Colombia, Uruguay o Ecuador basta con la mitad de lo mostrado para superarlos. Lo fundamental era saber si Bielsa le iba a lograr sacar el rendimiento perfecto a esta generación que quiere ir a Sudáfrica.
Ya lo consiguió. Pregúntenle a los argentinos.