miércoles, agosto 19, 2009

Voz Futbolera







Será el mejor momento de la U que gana en el terreno internacional y no pierde pisada a los punteros en el torneo local mientras Colo Colo trata de afirmarse ante el mar de críticas por el mal funcionamiento de un equipo que no arrasa como prometio.
Será que el volante azul fue fundamental para obtener un título y el colombiano no logró ser figura en la buena campaña que protagonizó con los albos.

Más allá del evidente hinchismo que pueda aparecer de uno y de otro (los colocolinos tiende a escabullirse en malas temporadas como esta) es claro que a nivel de medio general, la lucha sobre cuál es el mejor "10" del fútbol chileno muestra un desequilibrio evidente. Los resultados acá, con simples 114 votos dejan plasmado una voz muy definitiva:


Walter Montillo: 79 votos. 69%


Macnelly Torres: 35 votos. 31%


La próxima Voz Futbolera tiene que ver con una pregunta que plantea la Fifa en su página oficial y que generó la clásica rivalidad entre colocolinos y azules, lucha subjetiva y falta de argumentos en la mayoría de los casos (shhi gua, viva el bulla o awuante el colo, nada más como base lo que no debiera extrañarnos de fanáticos extremos y sin criterio amplio) pero que es interesante en quienes sí amplían más la mirada.
¿Salas o Zamorano?
Bam Bam jugó en mejores equipos y se mantuvo más tiempo en la primera línea del fútbol mundial. Salas ganó más títulos y tiene más hitos estadísticos que lo avalan. Zamorano ganó una olimpiada, Salas fue el último baluarte y figura nacional en una copa del mundo, donde anoto 4 tantos, Zamorano fue goleador de eliminatorias, Salas estuvo a un tanto pero anotó en jornadas más trascendentes, Zamorano es el segundo más grande anotador chileno de la historia, Salas lo sigue en esa lista y es el primero en la de goleadores históricos de la selección chilena, Zamorano consiguió un título en México, Salas fue multicampeón en Argentina y el continente con River y llegó a dos semifinales de Libertadores, Zamorano fue el representante de un fútbol desterrado por la FIFA a inicios de los '90, Salas fue el Mejor de América en el '97 y ambos brillaron a cabalidad jugando juntos en la selección pero con distintas etapas en el plano individual.
¿Cuál fue mejor? Las respuestas en la página de la Fifa así como otras más objetivas e importantes, como las realizadas a ex seleccionados de la Roja sitúan a Salas no sólo como el mejor delantero sino como el mejor jugador surgido en Chile junto con Elías Figueroa. Acá, deciden ustedes.

lunes, agosto 10, 2009

El país del desapego


Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)

Tenía mirada cabisbaja. Su trato, aunque deferente y amistoso trasuntaba timidez. Francisco Valdés Muñoz se extrañaba cuando un tipo joven - aparente contemporáneo a sus años de gloria en el fútbol- se acercaba a manifestarle admiración, a regalarle un saludo o simplemente a compartir diálogos en el pasillo. Quizás porque se crió en el país del desapego.
Hoy todos recuerdan su record, sus goles, su enorme dupla con Caszely, sus hitos con la camiseta de Colo Colo o la selección, su innegable sitial entre los más sublimes jugadores nacidos en esta tierra en la época en que ser bueno para la pelota era un don y no un invento como en el nuevo siglo. Pero no hay más perspectiva. Seguro porque jugaba al fútbol y eso suele ser socialmente subcutáneo, más en Chile que nunca ganó nada y los grandes avances en la materia -como el que algunos avisoran hoy- no son más que dulzura fugaz y permanentemente cíclica.
De haber nacido en otro lugar, uno con menos tradiciones mundanas y mayor identidad de la verdadera, "Chamaco" -como lo conoció el mundo futbolero- sería valorado como un inconmensurable aporte a la paz y la convivencia nacional. No estoy exagerando.
Sin la formación académica de los grandes políticos de la época -que aún dirigen los destinos del país desde la penumbra oficialista-, sin esos dotes discursivos ni otra manifestación más pura que su sigilosa pegada, Valdés condujo desde el campo verde a un grupo de compatriotas por los caminos del éxito en horas de fracaso absoluto, cuando la guerra azotó los cimientos de una sociedad cauterizada por las ideologias, abusándose a sí misma, que relegaría por décadas a la tolerancia por debajo de la polarización y el resentimiento.
Desde su sitial de volante creativo de amague infranqueable, el mediocampista fue cerebro del Colo Colo '73 y de la selección mundialera en Alemania '74, los dos mejores equipos que conoció nuestra historia, los dos que entendían el juego como un arrojo de galantería a partir de un balón en constante movimiento, la filosofía hecha realidad de Luis "Zorro" Álamos...
En medio de esa sociedad chilena sucia, detestable, pretensiosa, desafiante y odiosa,el único sentido de fraternidad lo encarnaba ese grupo de elegidos que "Chamaco" llevó al triunfo tantas veces y de manera magistral. Se sobrepusieron a absurdas luchas sólo corriendo noventa minutos por donde el destino marcara terreno. En plena era pinochetista de facismo nacionalista se metieron en Moscú y lograron un empate que nadie vio -eso era ir a Europa y sacar resultados históricos, no como los de hoy-, una hazaña sin registros por esas cosas de la guerra que desmembró sociedades pero no al más magnánimo de los deportes.
No eran vistos como de uno o de otro bando. Eran del pueblo. Y le dieron sonrisa en años de terror y odio. Historia y ejemplos incontables en algunas sociedades europeas durante la Segunda Guerra, el mismo patrón que solidificó el mito de Maradona tras el trauma de Las Malvinas. Tantos héroes sociales que con un balón en los pies apocaron diferencias, aunaron las sensaciones y se inmortalizaron.
Acá no. "Chamaco" Valdés murió sólo, en su modesta casa y sin auxilio alguno. Como su manera de ser indicó siempre; en la reserva, sin aspavientos, relegado a su mundo de retiro voluntario, olvidado por el club que ayudó a sacar de la mediocridad deportiva -la misma que por estos días saborean con billetera ostentosa, señores de traje y enemistad por eso que les forjó la insignia- pero jamás por los hinchas.
Hacía clases a niños de escasos recursos, seguía trabajando por mejorar el deporte al que entregó la mayor parte de sus días. Hoy lo llora el fútbol y eso me parece poco. Lo debería llorar un país. Aunque a su modo, "Chamaco" siempre supo que vivía en una tierra de arribismos, en el paraíso de los olvidadizos, en el lastimero edén de los desagradecidos...