Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)Más no se puede pedir. Es cosa de ver nuestra antepenúltima encuesta para entender que tras la decepcionante partida de la Rojita Sub 20 en tierras paraguayas, el pueblo futbolero no les tenía fe alguna para siquiera entrar al hexagonal y pelear por un cupo en Canadá 2007. Y en estos últimos días, hasta los más excépticos andaban a los piques para subirse al carro de la victoria.

Este equipo dio más de lo que se podía esperar. Supo reponerse a un comienzo complicado, no sólo en su rendimiento deportivo sino en su relación intragrupal. El divismo de algunos, la predilección y la falta de liderazgo en Sulantay (al menos para dejar claro sus preceptos) y la falta de un equipo titular armado antes del inicio del torneo significaron caídas sucesivas ante brasileños y paraguayos. El futuro se veía mal.

Importante fue el espaldarazo de confianza que recibieron los "privilegiados" del plantel: Arturo Vidal y Alexis Sánchez. Ambos, con el antecedente del Colo Colo sensación llegaron algo "agrandados" respecto de sus compañeros, muchos de los cuales ni siquiera actua profesionalmente en sus equipos de origen.

Con la reinserción futbolística de estos, más la confirmación de Toselli, la confienza de Larrondo y el despegue de canales y Vidangossi, í apareció Chile y con ello se demostró que la generación nueva viene remozada. Que así como la anterior Sub 20 que nos llevó al Mundial de Holanda, esta también tiene una mentalidad distinta a la de selecciones anteriores. Tiene hambre y no se amilana ante la historia. Por más que el gran error del futbolista chileno (a todo nivel) siga siendo el concentrarse en ejecutar al máximo nivel de perfección lo que en alta competencia que se denomina "efectividad". No perderse goles en partidos claves (contra Uruguay o Paraguay), nodescuidarse en los últimos minutos ni entrar en trifulcas con árbitros desconcertantes (otra vez sirve el ejemplo de uruguay y Paraguay), etc.
Por lo menos Chile muestra actitud. Y son los más jóvenes los que sacan a relucir esta nueva señal de mente positiva, de fe en los propios medios.


Nadie les podrá reprochar algo a estos chicos que comenzaron con mala cara (por los divismos excesivos en el camarín) y terminaron cabisbajos (porque querian ser campeones), nadie podrá argumentar mañana que no cumplieron con las expectativas. Nadie puede pedirles que para el mundial tengan más atención o que simplemente sean más concretos y menos erroneos. Sería injusto con nuestra historia, con nuestros antecedentes de país apocado y perdedor.

Lo otro es simplemente opinar sin sentido. Que tiene que jugar este otro, que son muchos de un equipo, que el arquero es chico o el atacante de la banca es mejor. Las discusiones que empequeñecen a nuestro balompié quedaron afuera de este plantel. Llegó a cumplir el objetivo básico, en el lugar que merecía, ni más arriba ni más abajo en la tabal final.

Es un buen antecendente de cara a la Copa América que se jugará este año en Venezuela. Chile debe dejar de tenerle miedo a Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil porque está más cerca de su nivel que aquél que nos quieren colgar hace años. El de Bolivia, Perú o Venezuela.

Otra vez empezamos pelando y terminamos aplaudiendo. Qué importa, si los que acostumbran esa actitud son los perdedores de siempre. Estos buenos muchachos tienen las ganas de triunfar por sobre la mediocridad del pasaporte en su bolsillo. Sería bueno que los más grandes comiencen a contagiarse con la misma actitud. Puede que sea la hora más propicia para el salto al primer mundo competitivo a nivel país. Si pueden los más chicos, porque no los adultos...
