El primer gran paso

Por Satelito (J.C.Araneda)

Matigol hizo su gran estreno y demostró los pergaminos que lo llevaron a ponerse la camiseta de figura en uno de los clubes más renombrados del último tiempo en la exigente liga española. Hoy, el aproblemado y cada vez peor conducido Real Madrid (demostrando que el mito de Capello es más pasado esplendor que nada) sufrió de su talento y destello de brillantez.

Si bien no fue un gran partido como los que le veníamos observando, a Fernández hay que reconocerle lo que muchos le echaban de menos cuando llegó a tierras hispanas: la personalidad. Aclaró que tiene condiciones, manejó por momentos los hilos del partido, dibujó en su rostro la ansiedad por consagrar a su equipo con la victoria y revirtió en él la atención de quienes fueron a ver al remozado elenco merengue.

El memorable espaldarazo llegó en el minuto 68 cuando con magistral habilitación deja desdibujada y desparramada a la última línea del ex cuadro galáctico y propicia el uno a cero definitivo. Fernández tiene esa chispa necesaria para vestirse de crack en momentos definitivos del encuentro y esta vez Fabio Capello tuvo que comerse su orgullo de profitar tanto de fútbol sin ningún crack en cancha como el que le desequilibró la brega.

Este hito tiene su significación y es bueno dejarlo establecido. Su primer choque contra un grande, su primera actuación de peso que da vuelta al mundo como “en el primer escenario” es tan trascendente como cuando anote su primera diana en pastos europeos. De paso, le dio un tremendo envión al equipo y principalmente devuelve la confianza que llevó a Manuel Pellegrinni pedirlo como refuerzo para la segunda mitad de la temporada 06-07. Matigol no sólo puede ser el conductor de este equipo que de a poco recupera la brújula. Ya dio el primer paso, el más difícil, el necesario para no meterse en la ancha galería de futbolistas chilenos que salió de nuestras fronteras con cartel de figura y retornó envuelto en papel de embalaje derrotista.

Lo de Fernández es cosa de tiempo. Hoy comenzó a explotar en cancha. Para desgracia del bocón de Fabio Capello.