"Loco mayo"
Por Satelito (J. C. Araneda)
Los famosos y planos segmentos deportivos dirán hoy que la Sub 23 de Chile otra vez no pudo con la historia. Seguramente se plegarán a las alabanzas sobre el equipo y hasta tornarán a callarse un rato acerca de esta nueva cruzada Anti Bielsa por defender periodistas antiéticos o medios que intentan vender con la trasgresión.
Poco importa. Acá, me parece, lo importante es que a todos los que estaban dudando de la traída del argentino a la banca nacional, todos esos que se atrevieron incluso a comparar su nivel con el de Borghi o ni hablar de someterlo a escrutinios de los asomados nacionales como Jorge Garcés que hablan y hablan desde la palestra tendrán que quedarse calladitos. Marcelo Bielsa les tapó la boca a todos y de paso, le dio un tremendo espaldarazo al trabajo de Maynne Nicholls al mando de la ANFP apoortando además con poner el nombre de Chile en un lugar que con otros sólo se alcanzaba con generaciones probadas y experimentadas.
Acá se jugó y se ganó a equipos olímpicos, con un plantel que, de no estar supeditado a la cancha mojada quizás hasta se alza con el título porque si los italianos gritaron campeón fue gracias a que impusieron el fútbol de balonazo y asertividad justa. De jugar a jugar, los chilenos demostraron ser los más dotados del torneo de Toulon en Francia.
Es cierto que esta generación la compenetró en gran parte el mundial Sub 20 con Sulantay a la cabeza pero si se considera el equipo que perdió la semifinal de ese campeonato ante Argentina y el que cayó en la final hoy frente a la Azzurra, claramente se aprecia un ordenamiento táctico distinto, la capacidad de sobreponerse a las bajas, el que los hombres de la banca sean alternativas válidas y que la actitud sea de salir a pelear el match con armas válidas, no con el patriotismo o las pachotadas. Con "El Loco", el fútbol chileno de selección parece cada día más cuerdo.
No se trata de ensalzar por ensalzar. Acá se consagraron nombres para la adulta que mira las eliminatorias a corto plazo. Tosselli, Medel, Gonzalo Jara. Hans Martínez, Corvetto, Pedro Morales y Fabian Orellana pueden perfectamente conformar parte de las siguientes nóminas.
Lo mejor de todo es saber que se puede sumar nombres como los de Alexis Sánchez, Matías Fernández, Jorge Valdivia, Mark González, Arturo Vidal y ya se tiene dos tercios de la base del seleccionado sin sobrepasar la valla de los 23 años. Eso se llama trabajo a conciencia, rápido, no de largos procesos sino de significativos procesos de cara a un mundial.
Y a no olvidar que Bielsa se dio el lujo de formar otra Sub 23 y mandarla a participar a pastos extranjeros. De allí también pueden salir nombres. Lo importante, más allá del triunfo moral es que a los italianos hoy no les tocó fácil, que Chile ya no es comparsa ni relleno. Hoy nos quedamos todos con la sensación de derrota, no hubo escándalo por un segundo lugar.
Estamos avanzando. Parece que los tantos dólares que cobra Bielsa están tremendamente bien invertidos. Y que su silencio con los pasquines poco importa. En la cancha, el tipo demuestra su valía. El equipo habla de lo más bien el lenguaje del balón.
Los famosos y planos segmentos deportivos dirán hoy que la Sub 23 de Chile otra vez no pudo con la historia. Seguramente se plegarán a las alabanzas sobre el equipo y hasta tornarán a callarse un rato acerca de esta nueva cruzada Anti Bielsa por defender periodistas antiéticos o medios que intentan vender con la trasgresión.
Poco importa. Acá, me parece, lo importante es que a todos los que estaban dudando de la traída del argentino a la banca nacional, todos esos que se atrevieron incluso a comparar su nivel con el de Borghi o ni hablar de someterlo a escrutinios de los asomados nacionales como Jorge Garcés que hablan y hablan desde la palestra tendrán que quedarse calladitos. Marcelo Bielsa les tapó la boca a todos y de paso, le dio un tremendo espaldarazo al trabajo de Maynne Nicholls al mando de la ANFP apoortando además con poner el nombre de Chile en un lugar que con otros sólo se alcanzaba con generaciones probadas y experimentadas.
Acá se jugó y se ganó a equipos olímpicos, con un plantel que, de no estar supeditado a la cancha mojada quizás hasta se alza con el título porque si los italianos gritaron campeón fue gracias a que impusieron el fútbol de balonazo y asertividad justa. De jugar a jugar, los chilenos demostraron ser los más dotados del torneo de Toulon en Francia.
Es cierto que esta generación la compenetró en gran parte el mundial Sub 20 con Sulantay a la cabeza pero si se considera el equipo que perdió la semifinal de ese campeonato ante Argentina y el que cayó en la final hoy frente a la Azzurra, claramente se aprecia un ordenamiento táctico distinto, la capacidad de sobreponerse a las bajas, el que los hombres de la banca sean alternativas válidas y que la actitud sea de salir a pelear el match con armas válidas, no con el patriotismo o las pachotadas. Con "El Loco", el fútbol chileno de selección parece cada día más cuerdo.
No se trata de ensalzar por ensalzar. Acá se consagraron nombres para la adulta que mira las eliminatorias a corto plazo. Tosselli, Medel, Gonzalo Jara. Hans Martínez, Corvetto, Pedro Morales y Fabian Orellana pueden perfectamente conformar parte de las siguientes nóminas.
Lo mejor de todo es saber que se puede sumar nombres como los de Alexis Sánchez, Matías Fernández, Jorge Valdivia, Mark González, Arturo Vidal y ya se tiene dos tercios de la base del seleccionado sin sobrepasar la valla de los 23 años. Eso se llama trabajo a conciencia, rápido, no de largos procesos sino de significativos procesos de cara a un mundial.
Y a no olvidar que Bielsa se dio el lujo de formar otra Sub 23 y mandarla a participar a pastos extranjeros. De allí también pueden salir nombres. Lo importante, más allá del triunfo moral es que a los italianos hoy no les tocó fácil, que Chile ya no es comparsa ni relleno. Hoy nos quedamos todos con la sensación de derrota, no hubo escándalo por un segundo lugar.
Estamos avanzando. Parece que los tantos dólares que cobra Bielsa están tremendamente bien invertidos. Y que su silencio con los pasquines poco importa. En la cancha, el tipo demuestra su valía. El equipo habla de lo más bien el lenguaje del balón.