Partimos lento...
Dos goles, cuatro equipos sin mucha pólvora futbolística y un mundial que tiene todas las fichas en no quedarse en el tintero del olvido. Así partió, con más expectativas que confirmaciones, con equipos que desde el comienzo demostraron que no son descollantes. Poco importa, la historia dice que algunos se destaparon en segunda ronda y levantarían la copa al final.
Lo cierto es que la primera jornada de mundial en tierras sudafricanas pareciera confirmar lo que se esperaba. Que los protagonistas fueran el multicolorido, el desorden, el ruido y los equipos parejos. En el plano de la subjetividad, que el grupo de la muerte tenía tanta competitividad como pocas probabilidades de regalarnos un candidato al título.
Se aprecia bonito este mundial. Con imágenes tan decidoras como mega estadios repletos en medio de barrios y ciudades pobres, con un pueblo hermoso, participativo y agradecido. Con muestras patentes de tercermundismo, con un nivel de figuras y selecciones que promete un verdadero deleite a partir de la segunda fase, ya sin los equipos que asoman con menos posibilidades.
El mundial de Messi, Tévez, Higuaín, Milito o Di María, los cracks que llegan en su mejor momento a intentar devolverle una gloria prestada a Maradona. El mundial de Kaká, Robinho y la resistida pizarra de Dunga. El mundial de España que asume el peso sin inmolarse como antes, el mundial de Torres, Villa, Xavi o Casillas.
Poco importa que no llegue Ballack, Alemania siempre es favorito. Tampoco que se haya bajado Ferdinand, Inglaterra es uno de los más probables protagonistas. A pesar de Capello y su conservadurismo, debiesen brillar Rooney, Gerrard, Lampard.
Llegan otros grandes equipos. Portugal con Ronaldo, Holanda con Robben, Van der Vaart o Van Persie. Esperamos ver a la Italia de Lippi, eterna candidata por mera camiseta y espíritu.
Pero siempre hay sorpresas. Eslovenia no es candidato de nadie. P{onganle ojo. Entre los que más quieren demostrar aparece nuestro Alexis, Vidal y el dogma de Bielsa. O los años de oficio del "Maestro" Tavarez con su tridente de Forlán, Suárez y Abreu. Por qué no Estados Unidos, que peleó la última Copa Confederaciones, Paraguay que hace rato no hace un mal papel en los mundiales...
Hay tanto por ver. Y en medio de tanta microcultura hermanada por la vieja y remozada pelota de fútbol. Capaz que este mes sirva para desterrar de una vez por todas las distancias del primer mundo con uno tan rico en gente, en costumbres y posibilidades.
Pero vamos con calma. Ya sabemos que Uruguay metió la pierna y soportó sin sacar una de sus memorables patriadas, que Parreira es conservador y se entrega a la suerte de Pienaar o Mphela. Está clarito que Domenetch tiene una "extraña" manera de pensar dejando afuera a los que más juegan en Francia, Malouda es el mejor caso. Nos qued{o claro que en este mundial, el que se relaja pierde pie y puede tener una jornada para el olvido como México y su mirada en menos que casi le costó el partido.
Empezó la fiesta. Sin tantos goles o destellos en el primer día. Sin mucho fútbol vistoso. Pero qué importa. Si la fe en que este no será otro mundial como los últimos tan parcos y decepcionantes la seguimos teniendo intacta...