Lo justo costo demasiado

Por Satelito (J. C. Araneda)

Tanto va el cántaro al agua que al final se rompe. Dice así y es rebuscado y re manoseado. Pero hoy se ajustó a lo que pasó en la cancha y extrañamente ninguno de los comentaristas de los canales chilenos que analizaron el partido entregó lecciones para el recordatorio popular nacional.

Yo me acordé de innumerables campañas chilenas con lo que hizo Polonia hoy en el estadio de Dortmund. Quedarse soportando el vendaval del contrario a ver si por ahí salía un contragolpe salvador. Cuántas veces ha escuchado usted eso de que Chile tiene mala suerte y le hacen goles a última hora. Bueno, seguramente en Polonia hoy se estaban convenciendo de que su equipo jugó bien, de que lograron controlar al local y que apenas un gol en los descuentos vino a desmantelar un gran trabajo. Mentira. Se pararon a resistir y en el fútbol, cuando haces eso tienes todas las posibilidades de perder. Muy pocas de ganar.

El análisis de muchos decía lo dificultoso del triunfo, lo que debió bregar para obtener una ventaja que ya se veía improbable, etc. Alemania obtuvo hoy el premio a su intento constante, a no desmoronarse por la ferrea defensa que le impuso su rival y que gracias al tanto de Neuville recibió el castigo merecido a tan poca vocación por el espectáculo.

Sigo creyendo que a esta Alemania de Klinssman le falta para recibirse de real candidata al título. Pero nadie los puede acusar de que no muestran voluntad o que la condición de local les quedó grande. Precisamente, esto último hace que este equipo teutón sea claramente superior en ganas y disposición al que cosechaba críticas hace apenas unas semanas. Una cosa es en amistosos y otra es por lo puntos. El seleccionado germano está jugándose el todo de sus posibilidades, lo contrario a lo que Polonia muestra hasta el día de hoy (es la gran decepción del torneo). Si los polacos hubiesen aperrado como lo hicieron sus hinchas a la salida del estadio contra la barra local, seguro que logran el empate con un atisbo de mérito.