CRITICA DE MEDIOS: Los escuderos de Bonvallet

Por Joao Havepalta (Miguel Ocares)

No, no voy a hablar de Felipe Bianchi. Ya se que es el más famoso escudero que tuvo Bonvallet en sus últimos años en radio W pero tampoco fue el único. Uno que lo acompañó desde sus años en Red TV fue Rodrigo Norambuena. Hoy, el periodista encabeza el proyecto en pantalla de "Impacto Deportivo" (conocido también como "los escuderos del Bonva") en el mismo canal.

Junto a Pato Muñoz, Cristian John Peñailillo y German Charampa armaron un equipo para transmitir el mundial (dejando fuera quien sabe con que susterfugio a 'Cacho' Hormazabal, rostro deportivo del canal) y sumaron a Rocio Ravest, Manuel "Playmobil" de Tetzanos y Claudio "Chiquito" Riquelme para los relatos. La estación, como era de suponer, les puso en la conducción al comodín mentolatum Felipe Vidal ("Telediario Interactivo", "Así Somos" en su primera temporada, etc) y se lanzaron a competir contra Mega. Porque contra TVN, no tienen por dónde y de seguro que lo sabían de antemano.
Es imposible hacer el análisis de este equipo deportivo sin dejar de encontrarle las semejanzas con "El Carrusel Deportivo" de Radio W, uno de los programas que encontró nicho gracias a Bonvallet y que se mantuvo compitiendo con los cada vez menos entretenidos de "Al Aire Libre en Cooperativa" con su estilo jocoso copiado de una radio aconcagüina (que fue copiado a su vez por otra acá en Concepción) y los puntos determinantes en el relato de Claudio Palma y Sebastián Lucsinger.
Es lo mismo pero como acá estamos en pantalla la cosa pasa de semi chistosa a semi ridícula. El equipo de W Radio es como su similar de Meganoticias Deportes. Todos se creen simpaticos y lindos, entonces tienden a salirse del marco deportivo que les atañe. Penoso intento de emular a Korol o Fantino de América y Telefé en Argentina.
Mientras las transmisiones tiene ciertos grados de certeza al momento de comentar (hay aportes cuando está Norambuena o Muñoz), el resto es sencillamente un recocido latero y falto de creatividad absoluta. Si Bonvallet se burlaba descaradamente de Peñailillo cuando trabajaban juntos (llegando incluso a ofenderlo al aire) este, en vez de enmendar su imagen ahora dejó sus roles de reportero eficiente por un intento infértil de emular a Stefan Kramer o Daniel Alcaíno en sus celebradas imitaciones. El resultado: Diego Malaonda, una horripilante caricatura de Maradona que parece más bien la fotocopia de un pioneta de la Vega Central sin más recurso que la talla repetida y conocida de manual. Debiese llamarse Diego Malaidea para adecuarse a las circunstancias.
Cuando Rocío Ravest intenta aportar (al lado de un tipo supuestamente menos capacitado en el arte del fútbol como Vidal) termina sepultándo su fama solita. Tanto así que el propio Felipe Vidal, que para nada es una luminaria en estas lides, tiende a autodisminuirse para dejarle algo de protagonismo a su inconvincente compañera.
Sabemos que no tienen presupuesto. Que no cuentan con enviados especiales en Alemania, que aprovecharon la ocasión de recalar en Red TV por falta de casa, porque si Chilevisión hubiese contado con derechos de transmisión estaban instalados con camas y petacas en el canal de Piñera con algún apitutado por Bianchi despachando desde el lugar de los hechos en Europa. ¡Pero muchachos! Si quieren copiar a los argentinos, miren a Korol y sus notas alocadas, vean como Fantino pone un taca-taca en plena calle y arma un carnaval chistosísimo con hinchas jugando una pichanga y otras improvisaciones que sirven para rellenar un programa con altos niveles de originalidad y audiencia.
Pero no se queden como están. Esa mezcla de "ni fu ni fa" no da dividendos. Que se ponen analíticos y al rato tratan de encajar un gac a la fuerza es pésima fórmula, que comentan en serio y con corbata pero entremedio se dedican a lanzar tallas internas es incómodo cuando se trata de TV. No vende, no atrapa atención. Es como todo en Chile. Aunque tratan de ser informales, se les cae la hilacha de la formalidad. ¿O al revés? Bueno, acá todo es ambiguo, brusco y poco natural. ¡Se pasaron!
Se pasaron de aburridos y artificiales...