Orale majitu lindu

Por Satelito (J. C Araneda)

Dice un amigo que no sabe mucho de fútbol (pero opina como buen chileno) que los partidos son una especie de espejo de los poderíos miltares. O sea, Chile sólo puede ganarla a Perú y Bolivia. Cuando miraba a los mexicanos contra los iraníes pensaba en la teoría. Los africanos del medio oriente entonces debrían haber dado paliza, no ven que los dirigidos por Ivankovic viene de un país que hasta se está armando de arsenal atómico. Pero viendo los primeros minutos, y con lo desacomodado de los cuates llegué a pensar que este gallo tenía razón, que la Rocío Ravest era la nueva Bonvallet y nosotros no teníamos idea alguna.
Pero lentamente se comenzó a dar el orden lógico en Núremberg. Los pelotazos de Pardo buscando a Franco y Borgetti empezaron a complicar. Pero iba a ser Omar Bravo, el verdugo de Colo Colo, el pequeñín de las Chivas de Guadalajara quien aprovechó una jugada de manual para romper el hielo.
Muy inocentes los equipos novatos y sin peso como Irán. De no ser por el error de Oswaldo Sánchez, Golmohammadi no anotaba paridad alguna.
No fue tan fácil la tarea azteca como para que bailaran a los rivales a ritmo de ranchera cantada por la Quintanilla pero he escuchado que no hubo diferencias a favor de los de Lavolpe.
Qué partido vieron. México nunca vio complicada su opción, tuvo cambios correctos (entre ellos el de Zinha que puso el segundo gol y se anotó con el tercero) y sin brillar, el equipo americano sentó las diferencias que se le requerían. Son candidatos a meterse alto en la calificación del torneo. No se guardaron nada. Me gustan los equipos que tienen ganas y las muestran. Para que andarse con chicas. El "Tri" lo hizo y no se guardó en especulaciones. ¡Viva México, cabrones!