Pekermanso

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N)

Los últimos siete minutos del partido jugado en Hamburgo pueden ser un buen indicio como para generar un análisis general del debut argentino en la Copa del Mundo. Pero cómo dirán algunos, centrar una lectura futbolística a partir de los resabios de una brega. Me explico.

Esto no se trató ni de una Argentina enredada, ni pidiendo la hora, ni nada de lo que se parezca. La prueba es que apenas Drogba puso el descuento, la albiceleste retomó un segundo aire, el que había dejado guardado a partir de lo cómodo del resultado y trámite parcial. Pero el detalle no es menor. Las lagunas futbolísticas son peligrosas en la alta competencia.

Que no me gusta Pekerman es un tema puntual y no puede desequilibrar una visión global a la hora del desglose. Pero a ratos me pareció ver el fantasma de Marcelo Bielsa en la banca trasandina. Riquelme haciendo de Verón en la sumo dependencia del juego ofensivo. No la toma Román y se nos acabó el espectáculo. Muy poco para querer llegar a la final.

Este equipo tiene alternativas. Pero, o el entrenador se las guardó o está chocando contra una idea mezquina y tozuda que le puede pasar la cuenta. Lucho González debe entrar en el once titular para mi gusto. Porque Maxi Rodríguez nunca aprovechó la banda derecha y una prueba de ello es que Argentina no llegó en la primera etapa -su mejor momento- por ese sector. El volante mixto del Porto tiene más fondo físico y puede ser una descarga importante para no volcar la cancha hacia el lado zurdo.

Cuando hablo de la idea porfiada de Pekerman me refiero a su dupla de ataque. Dependiente de algún celebre pelotazo de Riquelme, con uno abierto por las bandas y otro empujando en el área volvemos al rígido esquema del 2002 con Delgado u Ortega abiertos y Batistuta o "Valdanito" como centrodelantero. Ya vieron como les fue.

Esperaba que Sorín se comiera la franja izquierda pero no fue factor desequilibrante. Quería ver volantes con llegada como Román o Maxi pero jugaron parados en la mitad. El lateral derecho es un peligroso regalo que el canoso estratega cede con Burdisso totalmente desacomodado.

Dicen que en sus campañas como campeón de diversas sub 20, Pekerman tiende a cambiar intespectivamente de hombres. Pero acá el problema es la estrategia, lo que se ofrece. Argentina es un rival total y absolutamente predecible y contrarestable si deja en el banco a elementos de clara improvisación y desequilibrio como Tévez y Messi. Guardarlos para sorprender a medida que avance el torneo es una excusa que parece poco abrazable, justo cuando lo que más se necesita es lograr funcionamientos oportunos y fortalecimiento del juego en beneficio del objetivo final y generando con ello temor en los rivales. No vi nada de eso.

Comenzaron ganando, es cierto. Pero los carnavales de la hinchada y la grandielocuencia de los medios es tan showbinista como inapropiada. En Corea-Japón también comenzaron victoriosos. Convencer es otra cosa muy distinta. Si los resultados siguen siendo a favor, las ideas de cómo jugar serán materia de especialistas y no de las estadísticas. Pero si Argentina no obtiene logros en Alemania, la hoguera estará prendida en Ezeiza para esperar a su selección. Y José Pekerman, por manso, por poco arriesgado -si hacen el 3 a 0 enfilaban como el monstruo que podía frenar a Brasil- puede ser el blanco de los dardos. Por ahora, quedó con nota pendiente.