Ecuador sigue "a la altura" de las circunstancias

Por Satelito ( J C Araneda)

Imagínese el carrete en las calles de Guayaquil o Quito a esta hora. Como nos da envidia. Un equipo que llega al mundial como invitado de piedra más allá de lo fácil que clasificó al mundial, una selección que hace diez años era agregada a los puntos ganados por cualquiera que tuviese que enfrentarla, un equipo sin tradición mundial y representante de un país que de no ser por la "línea del Ecuador" pasaría sin mucha resonancia.
Sin embargo, llevan dos mundiales consecutivos (nunca antes fueron a uno) yendo a la máxima cita. Y se dan el lujo de regresar con victorias en la maleta de las experiencias. De estos deberíamos aprender. Porque la idea es ir a sentar precedente, a marcar presencia. Ecuador ahora ya no es coser y cantar.
Polonia venía demasiado agrandado. Aún pese a su segundo lugar en el grupo clasificatorio pero a muchos les sonó que esto era un renacer del balompié polaco de antaño con figuras rutilantes como Lato y Boniek. Nada de eso. un equipo muy moderno (a diferencia de la criticada Rocío Ravest que dijo que eran "setenteros"), a los pelotazos frontales y las llegadas laterales sin profundidad. Trabajo fácil para la zaga encabezada por el impasable Iván Hurtado.
Más allá de que Ecuador haya ganado el partido que podía definir el grupo (es muy pronto como para empezar a sacar calculadora), el elenco del guayas demostró que tiene valores como para aspurar a quedarse en Alemania por más de lo que dura la primera fase. Con jugadores de la talla de Edison Méndez, Agustín Delgado o Carlos Tenorio seguirán sumando avances, en su hasta ahora exitoso camino para convertirse en una potencia futbolera naciente, conocida y de una vez por todas respetada más allá de que jueguen en la altura para lograr ganar algún partido. En Gelserkirchen estaban a nivel del mar. Y no amilanaron. Como dice el grito de su parcialidad (y el que le cantaba la Bolocco a Menem en su noche de bodas) "Sí se puede".