A Huachipato se le apareció Mar... celo

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N)

Huachipato otra vez se ahogó en la orilla del lago. Dicen que es típico. Pero no esperábamos un papelón como el de ayer en Santiago. ¿No es acaso este el equipo que mostraba gran solidez defensiva y un juego elegantemente sólido de mitad hacia arriba? Ayer les dieron un baile.

Vienen jugando de gran manera los colombianos de la "U", Candelo y Alcázar. Y si a eso le sumas un rendimiento notable de Marcelo Salas y el aporte vital de los carrileros Droguett y Figueroa es muy difícil contrarestarlo. Ya lo vivió la Católica en apenas 45 minutos el domingo pasado. ¿Pero seis? Mucho, para una semifinal es demasiado.

Parece que en Higueras no vieron el choque entre laicos y católicos el anterior fin de semana. Porque hasta el primer tiempo, el cuadro de Arturo Salah "hizo partido", entendió que lo suyo era presionar y salir rápido a buscar el arco del boliviano Fernández. Buena idea aunque con el nivel de Juan Lorca anoche, era previsible que no iba a pasar nada con un batatazo visitante.

Lo del segundo tiempo fue un baile. Llegaba la "U" y cobraba. Les pintaron la cara, le pasaron por encima. Dos de "El Matador" que fue el verdadero motor de la pandilla azul, uno de cada colombiano, uno de Droguett y hasta uno de Canio que entró apenas para el relevo por descanso planificado por Gustavo Huerta.

Se hablaba de la final soñada cuando se supo quienes enfrentaban las "semis". Cayó muy mal en cierto sector del periodismo de esta región oir que en Santiago ya estaban planificando hasta el posible alto riesgo. Pero viendo la historia y principalmente lo que hizo Huachipato ayer (la instancia que se suponía más peleada de las dos) definitivamente tendremos que decir, como en el 2003, que los nuestros siempre hacen los mismo. Grandes campañas, tremendos partidos, pero cuando se encuentran con los grandes en el momento preciso se los come la presión. menos mal que hay mundial entonces uno tiene excusa para no ir al estadio el domingo, total, esto ya está oleado y sacramentado.

Lamentable. Tanto como que un torneo mal organizado y de pésima calidad como el chileno se prenda de la nada, todo porque la diosa fortuna pone a los dos clubes más importantes del país en una final que no se daba en muchísimo tiempo.

A estadio lleno, con grandes planteles y en momentos notables de rendimiento. Para seguir enganándonos y creyéndonos la grandielocuencia inexistente.