CRITICA DE MEDIOS: "Tiroloco Luchito Mario" en TVU

Por Joao Havepalta (Miguel Ocares)
No es que tenga pistolas. Menos mal. Sino, tiembla Billy The Kid. Sucede que al parecer, en TVU tienen por objetivo castigar al telespectador, como diciéndole, ¡¡¡váyanse, váyanse a ver otra cosa mejor!!! como la Lorenita Bravo o La Sirenita González por ejemplo, que están en pantalla a esa misma hora. Pero algunos, con alma autoflagelante, se pegan ahí esperando el batatazo final en la cabeza que le propinan en Área Chica para dormirse de tedio y tener dulces sueños. Para que este espíritu no se pierda, media hora antes TVU Noticias pone a un sparring que ya nos deja pestañeando a pesar de su vigente renegada al Ritalín: Luis "Tiroloco" Osorio.
Este muchachín hizo sus primeros pasos en la pantalla en ese programa de culto llamado Destellos (de culto a la poca creatividad, llevan un año con la tontera del Falso Tsunami y esta vez, en su nueva temporada, están con... el Falso Tsunami) con un reportaje de las carreras ilícitas de autos al más puro estilo de "Rápido y Furioso". Luego, se fue al programa especializado en motores de Canal Regional facturado por el Guatón Cravero. Animaba muy bien pero lamentablemente, su paso a prensa de TVU dejó una lección inconclusa. Nunca se bajó de la moto.
Durante meses le critiqué que en su vertiginoso hablar y hablar (y hablar) movía tanto las manos que en una de esas podía matar a un asistente de un puñete o que si se caía la señal del sonido algún telespectador despistado podría pensar que se trataba de cursos de Tai Chi en cámara rápida. Algo aprendió, debo reconocerlo.
El grave problema es que cada vez que veo a este cabro en la tele (también le reconozco que se preocupa por su facha, no como Loosli, Paredes, Saavedra, Vidal o Ferrari en sus mejores muestras de ropero) me queda la sensación de que no le entiendo nada. Habla muy rápido, demasiado rápido, como si fuera comentando arriba de un bólido en Indianápolis.
Yo no sé si le pagan por palabra dicha, si tiene un coordinador de piso con un cartel gigante que dice "¡¡¡APÚRATE!!!" o le echan diurético o laxante al vaso de agua y lo dejan con ganas de ir al baño justo cuando sale al aire. Pero de que se apura, se apura, sobretodo cuando está en cámara. Y eso lo hace ininteligible para el público que, como sabemos, en Chile es de comprensión de lectura pobre.
Te aconsejo, Luchito Mario, que te relajes, que hables con el director y midan cuantas palabras dices por minuto (sobretodo cuando estás en pantalla, con videos encima se atenúa la falta) y te compares con el común de los mortales. Tómate un armonyl, respira profundo y cuenta, en tu ritmo, hasta diez mil, que se yo. Pero baja las revoluciones porque el que más habla no es siempre el que más comunica. Esa es una lección que te fata por aprender.
Una cosa más. Los diálogos con Aguayo en cámara mejor déjenlos para el backstage. Más que interacción parece un ejercicio forzado y rebuscado. Un lengua veloz con uno con cara de diazepan es igual a juntar agua y aceite. Es uno de los tantos minutos torpes de nuestra televisión local.