Pásenle el video a Selman

Por Satelito (J C Araneda)

Voy a hacer causa común con mi amigo "Pollo" únicamente porque no necesito más que un reglamento en mano para saber que Selman se mandó un cagazo con expulsar a Valdivia. Coincido en la pregunta. ¿Qué hubiese pasado si Rubencito, algo más inteligente (y si realmente le tiene mala a este cabrito) no lo echa y lo aguanta todo el partido dejándolo "por loco"? Le tenía ganas, como Pozo a los de la "U" y se acepta. Como Waldo Ponce al mismo centrocampista colocolino. Eso es típico de fútbol. Pero como hasta los profes de árbitros leen este blog, les cuento (por si no lo vieron) dos ejemplos que desde Argentina mostraron el domingo la diferencia entre un árbitro notable y otro "vacunón". Para que los apunten, los graben y los memoricen como diría Waldo Pedro.

Jugaban por la punta del campeonato, las opciones finales de ambos al título y tal vez, en el último choque trascendental del torneo (por como se mantenía la tabla de posiciones hasta antes del match) y nada menos que en la caldera de Liniers. Los dos últimos campeones del fútbol argentino, los dos que venían jugando de mejor manera (sumando a Lanues en la lista). Velez y Boca. Un clásico de campanillas.

Resulta que el árbitro Sergio Pezzotta (catalogado como uno de los buenos dentro de la nueva generación argentina) tuvo ingerencia directa en el resultado del partido y con ello, practicamente definió el campeonato más competitivo de este lado del mundo. ¿Es eso excusable? Boca Juniors hizo tres goles en el José Amalfitani. El primero de Palermo, en posición off side. El segundo, de Silvestre, cuando por lesión suya se paró el partido, no salió como ordena el reglamento y mandó un frentazo cuando no tenía marca. Y el tercero, que desató nada menos que la suspensión del partido y una batalla campal con heridos en las tribunas, fue a partir de un tiro libre que da en la barrera y donde el asistente Carlos Rebollo (que inaceptablemente se llevó proyectiles por inepto) levanta la bandera para acusar un roce anterior. Esto, por instancia errada de Pezzotta hace repetir antireglamentariamente la falta (correspondía pique a tierra). Resultado, Boca anota, gana un partido que no se termina de jugar y se escapa cuatro puntos en la lucha por ser campeón. Seré aficionado del xeneise pero eso, si bien no fue un robo, es una desprolijidad demasiado inaceptable para este torneo de tamaña envergadura y nivel de competitividad. La lección señores árbitros, como ya les dijo mi partner: apliquen sentido común. En este caso no copien a los trasandinos y dejen de lado cosas intransigentes como una pachotada de dos rivales, un saludo a la cámara o un grito a las gradas.

Caso contrario. Por favor imítenlo. Horacio Elizondo, lejos, pero lejos el mejor pito de Sudamerica y el que seguramente arbitrará alguna partida definitiva si es que la selección Argentina fracasa en Alemania. El domingo, en el Centenario de Quilmes echó mano al reloj (el que otros obvían por acelerados) para corregir un error que algunos de sus pares hubiesen obviado. Un delantero de Racing encaraba en el área y es derribado, rebote del cual otro albiceleste anota el segundo gol en la portería de Quilmes. Se cobra el gol pero una bandera arriba asume la posición de adelanto y se anula la sanción.

La jugada llevó a polémica pues la platea cervecera las emprendió con el juez al asumir que este se desdijo de un cobro inicial. Todo lo contrario. El penal se omitió para otorgar ley de la ventaja y el posterior tanto se anuló por posición de adelanto. ¿Que deja el teorema? Penal pues. Elizondo no se percató de la posición de adelanto y por eso ordena seguir jugando. Al percatarse, se toma los minutos, suma, resta y decide. La ley de la ventaja no puede validarse en ocasiones viciadas (como un off side). Retomó y cobró la pena máxima. Notable, con categoría. Sin que le tiemble la mano ni se contamine su visión con 20 jugadores reclamando alrededor. Como dice uno de los nuestros, el que sabe sabe y el que no pregunta.