Los Reyes frustrados por culpa de Reyes

Por Satelito (J. C. Araneda)

Estaba la mesa servida en el Bernabeú y como ayer en El Monumental, el Madrid estaba dilapidando una fiesta armada en su honor y en su propia casa. La piñata se llamaba Mallorca, uno que le hizo sufrir varias frsutraciones en aós anteriores por culpa de un negrito llamado Samuel Eto'o, jugador desechado por el mismo elenco merengue y que terminó a préstamo en la divisa mallorquí antes de convertirse en leyenda de Barcelona.
Hoy, el mismo Eto'o miraba por vez primera en mucho tiempo un partido final de liga con cara de decepción. Estaba puntero, jugaba contra un descendido y a su lado tendría a los Reyes del fútbol mundial: Ronaldinho, Messi y Deco en un respetable momento. Nada alcanzaba. Pese a ser el equipo más goleador de la liga, el que más goles hizo y ser claramente superior al Madrid en grandes pasajes del año, hoy tenía pocas chances de ser campeón. Todo por empatar ante el Español la semana pasada y dejar que el Real les diera alcance en la tabla general de puntos. La
estadística indicaría que el equipo que tuviese a su haber más triunfos se quedaría con el título.
Poco le sirvió brillar entonces al Barca en el campo del Nastic. No influyó que Messi se anotara con un gol de antología, que hasta Puyol habriese la cuenta, que el Mallorca tuviera al Madrid perdiendo por gran parte del encuentro.
Bastaron unos quince minutos y la improvisación de José Antonio "La Perla" Reyes, uno resistido por lo afición
para dar vuelta el marcador. El Madrid de Capello, el que tomó decisiones erróneas desde su llegada, que nunca acopló, que era un pasadizo en la defensa, que no cuajaba en el plantel definitivo comenzó de a poco a remontar y terminó aprovechando las pequeñas holguras del blaugrana.
Algo hay que reconocerle a Capello. Será un entrenador defensivo, ultra pragmático, negado con el espactáculo y hasta anticuado pero tiene suerte.
Este año, luego de ver tal descenlace (donde los chilenos Bravo y Contreras se fueron a segunda división) no hay duda que el italiano, el mismo que tenía una soga esperando para ahorcarlo a la salida del estadio hasta hace poco es un tipo afortunado en el fútbol.