CRITICAS DE MEDIOS: Inaceptable

Por Joao Havepalta (Miguel Ocares)

Una cosa es que en un equipo deportivo existan visiones distintas y lo otro es que uno de los integrantes tenga la patudez de influenciar el comentario de sus compañeros. No le puedo pedir ética a gente que no dispone de un cargo, título o prestigio que obligue a mantener ciertos parámetros de "ubicatex", de objetividad hacia los auditores.
Lamentablemente, como yo no malgasto plata y no fui al estadio como el resto de mis compañeros de blog, tengo que escuchar partidos como el de Huachipato y Colo Colo por la radio. Lo malo es que me tengo que acostumbrar a opiniones lamentables de gente como Rolando Alarcón Matamala, que más allá de tener su libre derecho a decir lo que quiera, sigue cayendo en las bajezas tuertas de siempre.
De acuerdo a la visión del señor Alarcón (la que insistió en escuchar opresoramente de sus compañeros de trasmisión induciendo sus respuestas con preguntas tendenciosas), a Huachipato le robaron el partido contra los indios, cosa que siempre escucho cuando Radio Femenina transmite un partido entre los cuadros locales y los llamados grandes de la capital.
Es penoso que algunos integrantes de ese equipo como Jaime Vásquez o Paola Roa tengan que hipotecar su innegable calidad profesional por gente como Alarcón, o por algunos de sus débiles de caracter que le siguen la corriente. Una prueba de ello es que cuando Suazo anota el empate al final del partido y Vásquez detallaba la jugaba de manera impecable, Cristian Cifuentes, informador de cancha interrumpe y pide la palabra para señalar lo siguiente. "Rolando, adivine quien faltó en la celebración de Colo Colo... Pablo Pozo pues". Eso, al aire por cierto.
Le hace pésimo al fútbol regional que gente con ese nivel de discapacidad mental para transmitir un partido tenga un micrófono para mal informar a la audiencia. Insisto, una cosa es la libertad de expresión y la otra es la tontera permanente. Si Pozo perjudicó a alguien, de acuerdo a las visiones globales fue a Colo Colo. Y si no, por lo menos se equivocó para ambas partes. Pero ese descarado reclamo unilateral de Alarcón (le cuento si es que tiene la suerte y el buen gusto de no escucharlo) era más bien el de la víctima de un asalto a mano armada que de un panalista radial al aire.
Lamentable, triste, decadente, insufrible. Me dio pena cuando al final, el mismo Alarcón le pidió la opinión del partido al relator Vásquez y no lo dejaba redondear una sola idea, lo interrumpía a cada frase para rellenar con algo suyo. Ni siquiera voy a caer en refregarle a Don Rolando su precarioso nivel de comentarista, el que se denota en que habla tan rápido que no termina las frases, las deja con una silaba faltante. Algo demasiado básico como para que un novel estudiante se lo enseñe a un cincuentón con treinta años de radio.
Paremos la chacota. Si vamos a ir con camiseta al estadio estamos todos en nuestro derecho. Pero que no lo hagan cuando tienen que informar o recrear lo que pasa en el recinto para cientos o hasta miles que no están allí y prenden su receptor en busca de testigos. En esos instantes se requiere algo que se llama credibilidad. En Fútbol de Primera de Femenina, salvo el relator y la informadora mujer, el resto no conoce esa palabra. Como van, no la conocerán nunca.