Dulce revancha

Por Satelito (J. C. Araneda).

Lo disfrutaron como nunca. Aunque llegaban con el favoritismo del mundo futbolero, el plantel rossonnero arrivó a Atenas con el mandamiento interno de recuperar el honor perdido. La ocasión anterior de 2005, la de Turquía, los dejó con una tremenda desazón. tanto así que dos años más tarde, el fantasma aún rondaba en la cabeza d muchos de sus jugadores. Más cuando los planteles eran los mismos en su base.
La manera en cómo el Milan obtuvo los goles, a la italiana y jugando de contra en los momentos definitivos del reloj hace mayor el regocijo. La vez anterior, por salir a ganar desde el principio, con una táctica frontal y de noqueo, los tuvo 3 a 0 en el marcador y sin entenderlo, empatando el escorer para entregar la final en los penales. Esta vez, Ancelotti salió a jugar a su esencia, a lo que mejor le resultó en todo el transcurso del torneo, en especial jugando fuera de casa. Prueba de ello fueron los exámenes en Munich y Manchester. De contragolpe y apelando al oportunismo de Super Pippo o el desequilibrio de Kaká.
Así no más resultó el partido. Benitez en cambio, se enredó en tanta estrategia previa y mando a la cancha un equipo que no representó al Liverpool de las fases anteriores. Sin Peter Crouch complicando a la zaga contraria, los Reeds dependían de las arremetidas de Kuyt, con un Gerrard demasiado adelantado para su función de conducir y rematar de media distancia. Por decirlo de manera más clara, le facilitó el match a la línea liderada por Maldini. No la complicó y sólo el empuje de Pennant y las dudas de Jankulovsky generaron algo de peligro en el arco de Dida.
Todo parejo aunque eran los ingleses quienes dominaban. hasta que la primera jugada de real peligro encontró la fortuna eterna de Inzaghi, que sin darse cuenta sintió como el balón le da en una costilla tras el tiro libre de Pirlo y descoloca a Reyna. No era extraño para nadie que el que hacia el primer gol ganaba. Y así fue.
Tan claro estaba el destino del partido tras el gol y aún con el descanso, Liverpool ingresó "tocado", afectado y le costó muchísimo encontrar el hilo del partido, más cuando Kaká apareció por fin y con algo de manejo comenzó a equiparar el trámite.
En un partido tan enredado, de tanto vértigo y de ese cúmulo ansiolítico por llegar lo antes posible al arco contrario era un error o una genialidad la que definiría la llave. El genial pase del brasileño y la definición de lujo de Super Pippo terminaron
por desatar a fiesta, la que ni siquiera alcanzó a tambalear con el descuento de Kuyt. Ese tanto sólo demostró que Rafa benitez equivocó el camino, que Crocuh desde el inicio, que el expediente del juego aéreo además de la media distancia eran las maneras de quebrar la resistencia milanista.
Si Milan recuperó hoy el honor perdido en Estambul hace dos años fue en base a la experiencia, al oficio, a la precisión. Y sobretodo a que el rival le facilitó la tarea de manera impensada. Incluso por ellos mismos.