No deuda que no se pague, ni hay milagro que se cumpla

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)

Sostener que las posibilidades de la "U" a la liguilla por cupos en la Sudamericana estaban a pedir de boca era pecar de iluso. Precisamente, ese caracter ingenuo por ratos se transformó en ilusionante. Más por números que por rendimiento.
No hay que desconocer el gran avance del equipo bajo la tutela de Socias. Ganó en confianza, en empuje, en ganas, incluso en fútbol. Lamentablemente, en tan poco tiempo no sanan las heridas más profundas.
Si hubo mucho de regalo a la competencia en la ineficaz directiva que no hizo presión y propició la pérdida del ritmo competitivo en El Caracol con tanta fecha suspendida, fue Salvador Capitano quien dejó tantas fisuras de rendimiento que muchos jugadores debieron recuperar su nivel a velocidad de rayo. No alcanzó, se lesionó Pinilla, lo mismo le pasó a Waldo Ponce y Sebastián Pinto, todo por un mal proceso de pretemporada. No es cuento, créame. Sumemos los malos refuerzos, o ineficaces si quiere. Arrué nunca dio con el puesto ni con el nivel que alcanzó en la UC, Acuña fue igual con la azul que con la Roja, "mucho ruido y pocas nueces", Martorell no es el líder que el equipo necesita en la zona posterior.
Se habló de un líder de grupo faltante y es un juicio algo somero. A la Universidad de Chile le faltó margen de error como a sus oponentes. No lo tenía y por lo mismo, en dos partidos -Antofagasta y Audax- le pasó la cuenta el conservadurismo, el temor a perder. Una consecuencia casi lógica en elencos sin espacio para equivocación.
Me toca escuchar tanto bocarate comentando fútbol en medios que hoy, al almuerzo me percaté de cómo algunos "sabandas regionalistas" mencionaban lo justo de la suerte azul, sin más fundamento que según ellos, ante Lota no mereció ganar, que jugó sólo al contragolpe. Tan ridículos como los que dieron por figura del partido a Strapinni, que por más que jugó bien un tiempo, careció del minuto mortal de Galaz por ejemplo.

Más allá de esta queja recurrente es bueno repararles que Socias entendió que le heredaron un pantel sin armador, sin generación de fútbol, de hilación y manejo, que apenas descansó en el notable rendimiento de Miguel Pinto, Manuel Iturra y el repunte de los puntas, Pato Galaz y Joel Soto. ¿Que falta en ese esquema? Un armador. ¿Cómo conviene jugar con esas fortalezas? De contra. Simple lectura de fútbol nada más, la misma que indica que en la actualidad la historia es menos que la conveniencia a la hora de plantear dibujos tácticos. No hay peso de camiseta que no se reemplace por inteligencia estratégica.
El apertura no termina, aunque ya es pasado para los universitarios. Más que cambios -los que ya se vivieron y se sufrieron a mitad de torneo apertura- se debe apuntar a los refuerzos. La recuperación de Pinilla puede venir de la mano de un gran incentivo, uno de jugar con su ídolo y hoy adversario mediático, Marcelo Salas, que no esconde sus ganas de regresar en el clausura. A media máquina, El Matador es más que el resto de 90% de los atacantes del fútbol chileno. Ideal es buscar un central de categoría, un volante de salida, algún carrilero en la oferta de "picados" que deambulan por los equipos chicos y a los que "El Lulo" les puede sacar mayor rendimiento que un entrenador del montón. Potenciar el ascenso de Rodrigo Ribera, Cristián Martínez, Eric Pino, etc. Socias la tiene clara y las nuevas caras, más los recuperados harán de la "U" un equipo favorito, por el simple hecho de tener más protagonismo en el ADN.
Lo claro es que Jorge Socias cumplió con la hinchada y de sobra. Está invicto, hizo al equipo reencontrar algo de mística, recuperar a varias de sus figuras ahogadas bajo la piscina subterránea que cavó Capitano. La herida sanó, aún con dolor. Es lo bueno que se obtuvo de tan fracturada crisis, la misma que estuvo a punto de llevar al Romántico Viajero por la Ruta del patíbulo.