¿Eso querían?

Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)

No podía dejar pasar la oopotunidad. Si el editor lo pide, qué mejor para retomar mi lugar de Futbolero fundador opinando ahora, cuando mi equipo parece estar cediendo terreno, haciendo agua por varias partes, según algunos. O al menos entregando chances que hasta hace un mes eran absolutamente imperceptibles.
Será que este país tiene reticencia al éxito o que la envidia en el tema deportivo es demasiado patente. Lo claro es que todos aseguraban que Colo Colo difícilmente se caía en el ámbito local y atesoraban una extraña esperanza de que así fuera, aunque sus emblemas no estuviesen involucrados.

Ahora están exaltados frente a esa posibilidad. Sin Libertadores, sin la ventaja ostensible de hace algunas fechas. Colo estará el próximo domingo definiendo el tricampeontao (o parte de él pues quedarán partidos) en igualdad de puntos frente a la Universidad Católica. Igualdad en los números insisto. Pero ¿Llegan iguales?
Veamos, la UC viene en un alza importante, con un grupo que fue asumiendo la idea de Oscar Del Solar conforme pasaban los meses y hasta con algo de reticencia ya que gracias a las individualidades sólo se logró plasmar en resultados algo que siempre se le criticó en la práctica. Un fútbol que consiguiera ser protagonista. No lo lograba, tenía problemas para imponerse y la mayoría de los equipos chicos llegaba hasta San Carlos de Apoquindo a convertirse en un puzzle sin solución para el esquema conservador del peruano.
La explosión definitiva de Luis Nuñez, la solvencia de Buljubasich, la regularidad de Eros Pérez y Jorge Ormeño, el olfato de Esteban Fuertes y la tremenda irrupción de Roberto Gutiérrez le dio a los cruzados la condición de favorito que hasta varias semanas de comenzado el torneo sólo tenían en su camiseta, no en la cancha. Católica va en alza, con la moral muy arriba pero hace bastante rato que no arrasa con su rival de turno, los supera con lo justo. No es un equipo peligroso. Y aunque no lo asuman, llegan más con las ganas a este choque que con demostraciones. Siguen mirando de chico a grande,
El Cacique en cambio tiene un objetivo como máxima. El tricampeontao es la única tabla de salvación a la que aferrase tras un año en que ilusamente se les insertó en la galería de los cinco mejores equipos del mundo y terminaron creyéndose ese cuento. Porque lo era. Es cosa de ver el porrazo que asumieron en las últimas jornadas. Bastó que un elenco bien armado de México aplicara libreto y el hiperinflado Colo Colo regresó a su innegable realidad de cuadro favorito sólo en nuestra fronteras. Eso, más la persistente despotenciación del plantel y el cúmulo de ofertas por los "fundamentales" que quedan en Pedreros empezaron a sacar al equipo de los objetivos. El año pasado, se sacrificó el choque en Calama y
se logró un empate con equipo alternativo. Valió la pena. Este año, no. He ahí una muestra de cómo las circunstancias van mermando a un conjunto herido. Lo de Audax era esperable por lo mismo. En la final del año pasado, justo después de la derrota ante el Pachuca, este mismo Audax tuvo a Colo Colo al borde del nocaut.
Sigo creyendo que la capacidad de Colo Colo de ganar sus partidos por tres o cuatro goles de diferencia en el ámbito nacional, que el miedo escénico o cúmulo de ansiedad cruzada, la poca experiencia en definiciones y la parada "de chico a grande" hará de Católica una presa fácil o por lo menos llevadera para Borghi y su plantel.
De todas maneras no nos podemos quejar. Ese componente adicional de adrenalina, esa supuesta incretidumbre por saber quien gana el campeonato se instaló y hasta puede mantenerse por más semanas.
Otra cosa es comparar rendimiento entre albos y cruzados. Por más números que hayan. Colo Colo no hace cambios defensivos, no pone esquemas conservadores, no apela a enfriar el trámite. Lo bueno del fútbol, es que uno puede tener su favorito pero en la cancha finalmente es donde se ven los gallos. Acá veremos quien pesa más, si el refrigerador de la Católica o la hoguera ofensiva colocolina.