Los últimos días de la Era Acosta

Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)

No tengo dudas, estos parecen serr los últimos capítulos de ese extensísimo best seller en Quilín llamado Nelson Acosta. Si algo de malo hay en el asunto es entender que aún no existe un atisbo de quien será su reemplazante tras el inminente fracaso de la Roja en Copa América. Tiempo perdido entonces.
Como ya se sabe, la continuidad del calvo entenador depende de los resultados de nuestra selección en dicho torneo y a partir del rendimiento que su equipo muestra, de
la ineficacia del cuerpo técnico para definir un patrón de juego y las inacaptables dudas que se vislumbran a la hora de parar un once titular, lo más seguro es que la meta de semifinales que se le exigió al estratego para conservar su puesto son una utopía carente de toda lógica futbolística.
Mientras los rivales de Chile en el torneo muestran niveles más que aceoptables, la Roja reparte dudas por cada cancha dónde se presenta y Acosta demuestra ser un encargado con poco temple para conservar una idea fija, sin probar a cada rato, experimento motivado por la incertifumbre, la prensa y la opinología, lo que sólo sirve como caldo de cultivo a un equipo donde muy pocos saben si serán titulares. Quienes ya tienen camiseta no demuestran estar a un nivel superlativo de los que vienen detrás.
Ayer en San José de Costa Rica, Acosta volvió a manifestar sus dudas en el mediocampo y su porfía por instalar en el medioterreno un exceso de creativos que se interrumpe al estar juntos. Al mal momento de Matías Fernández y el vaivén de rendimiento de Jorge Valdivia, Luis Jiménez demuestró que es absoluto aporte cero cuando debe empatizar en el mal de nominado trío magico. No se juntan, no se intercambian posiciones, no alimentan a los volantes externos, se dedican a tirar paredes lentas que con defensores prendidos como los ticos, simplemente se abortan a la entrada del área, hasta dónde Chile llega con cierta facilidad. La misma historia de siempre.
De alguna forma uno mira la estrategia del uruguayo y tiene la sensación que trata de jugar a lo Colo Colo pero con sus propias incrustaciones y principios futboleros. Eso es tan iluso como el equipo que se farreó Salah en la Copa América del '91 jugando con la base del campeón de América armado por Jozic pero con línea de cuatro atrás. Acosta cae en lo mismo, trata de hacer salida con los laterales alineando a Ormeño y Vidal pero los deshecha al condenarlos a la disyuntiva de pasar o no pasar. Algo para lo que el futbolista chileno no está preparado. El ida y vuelta siempre encuentra vacíos en las bandas y ese es un problema del esquema, no de los carrileros escogidos.
Peor es el intento por hacer jugar juntos a los medios de Colo Colo. Sanhueza y Meléndez funcionan acá sólo gracias a que, al jugar con tres atrás, el equipo presiona más adelante y apenas tiene el balón se apoyan en tipos movedizos como Fierro, Jeréz o el colombiano Hernández, los mismos que rápidamente los relevan en la posesión del balón. En Chile, Kalule y Arturo se pierden entre la marca y la salida, le imprimen lentitud y cuando la tienen terminan lateralizando hacia alguno de los volantes de avanzada que seguro perderá el balón al no encontrar puntas marcando la jugada. Mucha gente en pocos metros. Sería más fácil entender que para tipos como Valdivia o Fernández es fundamental dejar en contención a marcadores como Iturra y aduanas como David Pizarro, jugadores que le darían un tremendo cambio de velocidad al andamiaje de Chile, pues quitan y entregan a los que van en demanda de armar juego siempre en dirección frontal. Son mejores auxiliadores porque no corren dos metros y se frenan, ellos avanzan. Pero les apuesto que Acosta se jugará con Maldonado en Venezuela, otro que toca para el lado.
Lo peor es que no existe ni un sólo puesto que genere convencimiento. Mientras Zenteno no cuaja en el equipo, Contreras se nota tan lento como en los partidos que uno le ve al Celta de Vigo. Chile no tiene juego aéreo defensivo, llega tarde a las coberturas y cuando tiene le balón no se nota ninguna estrategia definida como uno le ve a Ecuador, México, Uruguay o Paraguay. Ni hablar de Argentina o Brasil.
Como este equipo juega "a lo que salga" lo más probable es que sea presa fácil de combinados más finos a la hora de plantarse en un campo de juego. Eso debiese marcar el fin de la Era Acosta. Es acá entonces dónde me asalta una duda. ¿No eran estos mismo jugadores los que pedían la permanencia del entrenador en la banca nacional? Me parece raro. Los veo jugar y no me convencen de querer salvarle el pellejo al acogotado jefe.