Fumando espero

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)

Lo poco bueno que tiene el vejado y rasca ambiente pasillo que uno conoce al insertarse -de una u otra manera- en la dinámica del fútbol chileno es que te deja "amigos". Esos seres itinerantes que van de estadio en estadio, con los que no compartes más que una somera e ilusa conversación de fútbol.
Muchas veces, varios de estos individuos están vinculados a personas, instituciones o grupos financieros. Se transforman en lo que los periodistas llamamos "fuentes". Algunas son fidedignas, otras no. La que cito hoy es una voz del interior de Colo Colo -muy ligada a su cuerpo técnico- que encontré en Collao. Una cosa es estar retirado del periodismo deportivo y la otra es que aquellos que a uno le interesa mantener como allegados te reconozcan.
Efectivamente, saludo, contarse la vida y dejar caer una papita. Borghi no se va de Colo Colo hasta agosto de este año cuando La Roja quede probablemente acéfala. Descubriste "América en el mapa" me dirá usted. No, en rigor. Yo hablo de un preacuerdo de palabra para digir la selección chilena de fútbol. De alguna manera, todos ganan y de alguna menera arriesgan perder pierden con este juramento tácito sin firma ni monto - sólo se concordó en que sea superior a lo que gana Acosta y el mismo argentino en su club actual- definido. Los componentes del cuerpo técnico del Cacique se juegan por esta opción ante su deseo de continuar trabajando juntos, opción que en Méjico, Argentina o dónde sea pendería de un hilo si hay malos resultados. Ellos saben bien que mucho mercado quiere al Bichi y no precisamente a Saavedra, Torres y Ramírez. La opción está sujeta a resultados futuros del combinado nacional, lo que encarna el riesgo para ellos. Los tres, en Chile al menos, estarían tocando techo en Quilín, con claras opciones de proyectar su carrera hacia otros horizontes o mejores desafíos, misma razón que haría a "Lolo" Saavedra rechazar la opción de quedarse trabajando en el club pese a los buenos resultados.
Pierde mucho Maynne Nicholls porque esta suerte de predilección le va a costar caro en caso que Nelson Acosta tenga resultados inesperados y cumpla un papel decoroso en Venezuela. Tendrá que apelar a diferencias de comunicación para echarlo. Y pierde tambíen el propio dirigente -y en esto se suma Borghi- al tener que soportar el vendaval de declaraciones que algunos meses vendrán a sembrar susceptibilidades acerca de si este entuerto estaba o no pactado desde antes. Lo claro es que Borghi -principalmente él, sus escuderos no toman decisiones personales en ninguna tratativaa a diferencia de lo que se informó para el fallido traspaso al fútbol mejicano- no se quiere mover de Chile ni tampoco se quiere "chacrear", "achanchar" -como instauró tan bien el concepto en nuestro fútbol Alberto Acosta-, caer en el montón después de años en Colo Colo, sabe que el agotamiento llega como el fin de cualquier proceso. Lo imperioso es entonces, dar un paso hacia adelante sin tener que subirse al avión. Su popularidad y por tanto su tranquilidad emocional para encontrar un buen clima de trabajo está dado por tomar las llaves de Pinto Durán y hacerse cargo de un grupo que conoce y tiene su respeto. Según sus cercanos, Claudio Borghi no se mueve por "las lucas", se gobierna por su armonía del entorno.
En Chile están sus nuevas raíces. Si fracasa en la selección, retoma un club, tiene la televisión, la universidad, el habitat que ya conoce. Afuera lo esperan opciones que no está dispuesto a asumir. No es extraño eso que me cuentan. Conociendo la historia de Borghi es obvio que tenga cierto reparo con salir por un millón de dólares más. Su carrera internacional se interrumpe en Milan, donde ganaba más que el resto y estuvo todo el año en la banca. Alli supo de esta diferencia entre emocionalidad versus billetera. Lo de Méjico fracasó porque él quiso que fracasara. Porque el mismísimo "Bichi" puso trabas insolubles, todo porque espera asumir la selección en su momento de mayor duda, con el ánimo por el suelo tras las incoherencias de Acosta en Copa América, con el espaldarazo que significó que Mayne Nicholls le haya dicho con todas sus letras "usted va a ser el entrenador que comandará el proceso hacia Sudáfrica 2010". Sólo la impericia de Harold generó la truncada salida anterior de Acosta, gatilló el terremoto en el plantel y suregreso entre pucheros y llantos.
Borghi ha tenido que esperar. Lo saben todos. Lo que yo le confirmo -son presunciones, interpretaciones en formato de dato duro, de "papita" como la llaman los que ejercen la actividad- es que ese cargo, el de seleccionador está en prenda desde hace rato. Con nombre y apellido. Que lo hagan pasar como un acercamiento natural a fines de Copa América es una trampa en la que usted puede caer. El asunto está cerrado de palabra. La terna recomendada para hacerse cargo de la banca en el club popular la conforman Raúl Toro, Marcelo Barticcioto y Jorge Garcés. Para reemplazar a Suazo estaría más cercano Manuel Neira que Reinaldo Navia, a quien todos dan como seguro. En ese orden de prioridad y probablemente de opciones de banca y delantera.
Borghi, a esa altura debería estar llamando a David Pizarro para integrarlo como líder y capitán de su equipo que enfrente a Argentina en el comienzo de las eliminatorias. Hasta me llegó el rumorcito que "Bichi" estaría interesado en contar en su equipo de asesores con Eduardo Bonvallet o Roberto Hernández, principalmente para ocupar cargos importantes en la Dirección Técnica Nacional, función para la cual habría dos corrientes de poder. La actual, la del Colegio de Técnicos de Chile y una nueva, donde aparecen los entrenadores más jóvenes venidos de torneos universitarios o la nueva camada de ex jugadores haciendo sus primeras armas en el profesionalismo. Y los que les nombré representan a ambos polos.
No me pregunte del partidazo que vimos en Collao. De eso espero les cuente Merino que gozó como nadie con la arremetida de "Chupete" Suazo. Yo cumplo con anticiparle un chimento que sale desde dentro de Colo Colo y no en el diario, la nueva moda que tendrá al hincha de La Roja ilusionándose de cara a las eliminatorias. Borghi en Quilín. Si se materializa o no, si se concreta y no se clasifica es otra cosa y podrá venir a despotricar en su momento. En transparentar un secreto a voces no hay engaño. Como siempre digo, póngale la firma. Yo no soy infalible. Pero casi nunca me equivoco a la hora de blanquear verdades...