No es invencible
Por Satelito (J. C. Araneda)
Todas las miradas del impresionante coliseo de Yokohama estaban sobre el crack del Barcelona, Ronaldinho.
Mala cosa pues el favorito de todos, el que jugó el mejor fútbol, el que salió desde Europa con la misión de logra un objetivo inconcluso se encontró con un cerrado campeón de América, el Internacional de Porto Alegre y se quedó sin la nueva versión de la competencia madre de clubes, el Mundial de Clubes. El mismo que reemplazo a la Copa Intercontinental (que enfrentaba excluyentemente al mejor de Europa con el mejor de América lo que se viene repitiendo hoy pese a la inclusión de otros clubes) y que hace catorce años vió al Dream team dirigido por Johan Cruyff perder la instancia ante el recordado Sao Paulo de Telé Santana.
Esta vez, el Barcelona pretendía arrimar a su vitrinas al único torneo que da fe de su yugo ante el Real Madrid. Era el favorito pero se encontró con un cuadro aplicadísimo que se benefició de la inconsistencia de los azulgranas para asegurar en goles el dominio ostensible sobre el arco de Clemer.
Por planteles, el Barca era inmensamente superior y así lo dejó ver desde el principio. Sólo la experiencia de Fernandao y Pedro Iarley más las arremetidas insolentes del adolescente Alexandre sirvieron para ver trabajar a la línea defensiva del elenco de Rijkaard.
Una aplicada marca para apretar el circuito de Ronaldinho, Iniesta y Deco más la insonsistencia de Giuly y Gudjohnsen (cómo les pena Samuel Eto'o) ayudaron a mentener el marcador en blanco.
Eso hasta que Iarley, el mismo que jugara en Boca y con su gol en el Superclásico provocó la salida de Pellegrinni desde River Plate ahora le mete un pase ajustado y con ventaja al delantero Adriano, que venía desde la banca para afrontar un probable alargue. Este se vistió de héroe y el Inter se lleva la Copa de Clubes justo en el año en que por primera vez gana la Libertadores. Oreja y rabo como diarían los mismos españoles que hoy daban al monarca de la Champions como ganador del match. Ronaldinho miraba como sus archirivales de siempre (el salió de las inferiores en el Gremio de Porto Alegre) celebraban una obtención que nadie les daba en las apuestas. Justo en la semana en que hemos visto tres campeones por boquillazo y otros tres por rendimiento. El Barcelona, como Colo Colo o Boca Juniors pecó de vanidad. Los gauchos, calladitos y aplicados salieron de Japón con la copa en la maleta y la historia bajo el brazo.
Nunca de un partido por ganado. Sino pregúntele a los egipcios del Ahly que con dos goles de Mohamed Aboutrika hoy dieron cuenta del América de México y se quedaron con el bronce en el mundial japonés. Las distancias, aunque parezcan insalvables en el fútbol ya están demasiado acotadas.
Todas las miradas del impresionante coliseo de Yokohama estaban sobre el crack del Barcelona, Ronaldinho.
Mala cosa pues el favorito de todos, el que jugó el mejor fútbol, el que salió desde Europa con la misión de logra un objetivo inconcluso se encontró con un cerrado campeón de América, el Internacional de Porto Alegre y se quedó sin la nueva versión de la competencia madre de clubes, el Mundial de Clubes. El mismo que reemplazo a la Copa Intercontinental (que enfrentaba excluyentemente al mejor de Europa con el mejor de América lo que se viene repitiendo hoy pese a la inclusión de otros clubes) y que hace catorce años vió al Dream team dirigido por Johan Cruyff perder la instancia ante el recordado Sao Paulo de Telé Santana.
Esta vez, el Barcelona pretendía arrimar a su vitrinas al único torneo que da fe de su yugo ante el Real Madrid. Era el favorito pero se encontró con un cuadro aplicadísimo que se benefició de la inconsistencia de los azulgranas para asegurar en goles el dominio ostensible sobre el arco de Clemer.
Por planteles, el Barca era inmensamente superior y así lo dejó ver desde el principio. Sólo la experiencia de Fernandao y Pedro Iarley más las arremetidas insolentes del adolescente Alexandre sirvieron para ver trabajar a la línea defensiva del elenco de Rijkaard.
Una aplicada marca para apretar el circuito de Ronaldinho, Iniesta y Deco más la insonsistencia de Giuly y Gudjohnsen (cómo les pena Samuel Eto'o) ayudaron a mentener el marcador en blanco.
Eso hasta que Iarley, el mismo que jugara en Boca y con su gol en el Superclásico provocó la salida de Pellegrinni desde River Plate ahora le mete un pase ajustado y con ventaja al delantero Adriano, que venía desde la banca para afrontar un probable alargue. Este se vistió de héroe y el Inter se lleva la Copa de Clubes justo en el año en que por primera vez gana la Libertadores. Oreja y rabo como diarían los mismos españoles que hoy daban al monarca de la Champions como ganador del match. Ronaldinho miraba como sus archirivales de siempre (el salió de las inferiores en el Gremio de Porto Alegre) celebraban una obtención que nadie les daba en las apuestas. Justo en la semana en que hemos visto tres campeones por boquillazo y otros tres por rendimiento. El Barcelona, como Colo Colo o Boca Juniors pecó de vanidad. Los gauchos, calladitos y aplicados salieron de Japón con la copa en la maleta y la historia bajo el brazo.
Nunca de un partido por ganado. Sino pregúntele a los egipcios del Ahly que con dos goles de Mohamed Aboutrika hoy dieron cuenta del América de México y se quedaron con el bronce en el mundial japonés. Las distancias, aunque parezcan insalvables en el fútbol ya están demasiado acotadas.
6 Comments:
Bacán, saco de h... Estaba viendo el partido en Chilevisión y entre al blog. Chasca mar... me adelantaste el resultado
Y Dientes perdió el FIFA Award jajajaj. Forza Italia!.
Pero entre Cannavaro y Ronaldinho stamos claritos, Dinho le pinta la merengue como quiere
Ese gol de Iarley que mencionas me trae imborrables recuerdos. No vi el partido pero Barcelona mereció ganar, dicen. Por lo mismo, es bueno que pierdan. Tanto bocón que anda creyéndose campéon antes de los partidos por ahí.
El que hizo el gol se parece a Petaccia, ajajajajajaja
A Petaccia, las weas que ve el Jano en la tele, juajuajuajua
Publicar un comentario
<< Home