Inimaginable pero cierto

Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)

Algunos buscarán explicaciones fortuitas. Otros recurrirán al eterno pesimismo de señalar como perdedor al fútbol chileno. Cuantos recurrirán a aquellas estadística negra (que recuerdo, mi compañero Pinto señaló acá primero) que empezó a expandirse como antesala del fracaso por todos los medios.
Que Chilevisión es la yeta, que había mucho triunfalismo, que el árbitro es un saquero o lo que quieran. Prefiero quedarme con la frase que leía en la entrega anterior, la de Cristóbal respecto al triunfo de los pincharatas en Argentina. Las finales, ciertamente, las ganan los mejores. Y esta noche, aunque me duela como hincha, Pachuca fue inmensamente superior a Colo Colo. Así se llevó la Copa Sudamericana.
Incluso en el primer tiempo, cuando Colo Colo sacó la ventaja que parecía pavimentar la ruta al título. El marco era impresionante y el equipo mexicano mostró desde el inicio su intención de frenar al cuadro chileno con un ordenado esquema que tenía maniatado a Matías Fernández. Mucho del equipo (como el gol) funciona en base al volante de Villarreal. Suazo se convirtió en el goleador histórico de esta competencia gracias a una patriada del mejor jugador albo, el que les dije hace cinco meses que estaba llamado a encumbrase como la gran figura de nuestro balompié. Hablo de Alexis Sánchez. No alcanzó con él.
Uno pensaba que estaba todo cocinado. Lamentablemente, mirando el trámite no había la sensación de dominio, de superioridad ni de opciones de ganar este partido fácilmente. Meza, aplicando su sabia de entrenador con méritos, manda a la cancha a Damián Álvarez (el desequilibrante de esta final) y Rodríguez al campo. Fueron estos los que dieron vuelta la historia aprovechando el flanco derecho de la defensa colocolina.
Con un Mosquera inpasable, con Chitiva aguantando pelotas y quitándole protagonismo al local en la primera etapa, con Caballero manejando los hilos del mediocampo, con Giménez apareciendo cuando tenía que mostrar la diferencia, etc. Colectivamente, Pachuca fue mejor y es de cualquiera que se jacte de conocedor del fútbol reconocer la derrota.
Aquí no hubo soberbia, ni exceso de confianza ni nada parecido. Los penales que no se cobraron (en el mismo minuto) hubiesen significado un empate y más frustración. El contragolpe de este primer monarca continental azteca es tremendo, letal, impecable.
La pena es por la gente, por nosotros los hinchas y por este fútbol chileno que gana tan pocas cosas. No por este grupo de jugadores pues en su incipiente juventud deben aprender a perder, aunque sea en circunstancias tan duras. No apelemos al facilismo. Vayamos a lo medular. Colo Colo sembró el camino mostrando actitud, fiereza y valentía. Lo demás vendrá trabajando de la misma manera.
Duele perder así, aunque como colocolino prefiero esto a la excusa histórica. Esa que dice que nos ganó el árbitro, que nos perdimos el penal, que algo turbio nos desconcentró, que nos sacaraon del estadio o lo que sea. Nos ganaron en buena lid aunque mis compañeros de mesa con quienes vi el partido reclamaban que nos lo robaron. No, nos ganaron jugando bien. Como dijo Araneda, las finales las ganan los mejores. Pachuca fue el mejor y ese es el final triste de la historia. Pero no menos real. Para qué dramatizar tanto. Para que meter el dedo en la herida. No es necesario, créanme.