Medio reino

Por Satelito (J.C. Araneda)

Boca pegó primero. En la despedida del Coco Basile desde la banca xeneise, el equipo de Casa Amarilla está nuevamente a un paso de hacer historia. De empatar o ganar la próxima semana en el Morumbí, el equipo más popular del mundo (o díganme en que otra ciudad del orbe lo llevan a conocer un determinado estadio en todos los city tours) podrá ser en exclusiva el club más ganador de torneos internacionales en la historia del fútbol mundial. Ya lo es pero junto a Independiente de Avellaneda (y su impresionante marca setentera) y el Real Madrid. Ahora podría serlo en solitario.
No tuvo un buen inicio el equipo de Basile. Primero, porque Sao Paulo se lo impidió con un buen orden. Y también porque se le vio nervioso, chocando contra ellos mismos y su propio ímpetu. De alguna manera, Boca se juega más que el equipo brasileño y la previa lo demostró. Mientras los trasandinos iban con todo, los paulistas anunciaban hasta algunos reservas para privilegiar al brasileirao.
Y el empuje de la línea ofensiva xeneise tuvo que sobreponerse a la disciplina visitante que hasta consiguió ventaja inicial a través de Thiago. El subcampeón de América convirtió y se replegó buscando mantenerse en pie. Un arriesgado negocio cuando se trata de Boca jugando en la Bombonera pero que reconozcamos, a varios equipos (como Cruz Azul, Chivas, Once Caldas) le resultó en instancias tan decisivas como esta.
Lo bueno de equipos con la contundencia de Boca Juniors no sólo pasa por su plantel, por su entrenador destacado o por el apoyo que genera su hinchada y que hunde al rival haciéndolo sentir más forastero que en ninguna otra parte. El gran gancho de este Boca pasa por sus individualidades y nuevamente Rodrigo Palacio apareció para enmendar la plana cuando más se necesitaba.
No hay nada definido. En Brasil se verá quien es el nuevo monarca de la Recopa. Me juego por Boca porque Basile no va a dejar que su última aventura de azul y amarillo sea más para olvidar que para recordar. Porque la oportunidad es histórica y está ahí, a la mano. Y cuando se trata de citas con la historia, el xenesise sabe quedar bien.