Los goles que me marcaron

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)
Los goles son esencia del fútbol y lo que mueve más a la memoria emotiva. Este post no tiene que ver con calidad, ni con excelencia, ni con historia global. Son goles de mi bitácora personal. Algunos los valoré después. Otros los grité en el momento. Los que quedan los viví en vivo y en directo. Hay harta materia prima nacional para quienes me creen un snob como otros tantos que se andan fijando en lo extranjero no más para venir a predicar aquí. Si encuentran que la lista se carga a un jugador, sabrán que es mi máximo ídolo. Estos son los mejores diez momentos cúlmines que disfruté gracias al fútbol. Todos son memorables instantes:
1. Salas a Inglaterra en Wembley: Fue el 11 de febrero de 1998. Me tocó verlo en un lugar demasiado especial. La misma cancha donde meses antes el propio Matador había pavimentado nuestra presencia en el primer plano futbolero que se coronó en Francia. Ese día estábamos esperando el número de Pop Mart, la gira memorable que trajo a U2 por primera vez a Chile, el número más parafernálico en la historia de la música contemporánea. Vimos el primer gol de Salas por las pantallas gigantes de ese estadio. Fue como estar allí, en Londres.
2. Manuel "Loto" Pedreros: Ni recuerdo el año. Era demasiado cabro chico pero entré colado al estadio porque jugaban extrañamente de preliminar Concepción y el Vial y de fondo Huachipato contra Colo Colo. El "loto", hermano de Manuel que jugó en Cobresal y Colombia era especialista en tiros libres. Tomó el balón desde unos 40 metros y sacó un zapatazo que dejó sin chance al Flaco Bizama que defendía el arco de Concepción. Minutos después le pegó desde el mismo lugar y la pelota dio en el travesaño. Era para agarrar la parka e irse para la casa si lo hacia dos veces.
3. Maradona a los ingleses en Méjico ‘86: Será porque era muy cabro chico y en Chile lo relataron tipos sin concepto de emoción que nunca lo valoré como ahora. Sin embargo, me sirvió para descubrir a su autor, para ahondar en sus hazañas, para impregnarme del mito. Hoy lo veo y me toca la fibra...
4. Zamorano a Perú. Copa América del ‘91: Había echo uno el Coke Contreras pero queríamos uno de Iván, porque era nuestra figura por esos años. Más si era el clásico del pacífico y uno, como buen cabro, había crecido influenciado por ese sentimiento antiperuano que los más viejos te enseñan tontamente. Por suerte el tiempo ayuda a curar los prejuicios. Pero ese día había olor a rivalidad. Y luego de un centro, en una cancha de Collao imposible, Bam Bam metió un cabezazo seco y fue a gritar el gol en medio de la lluvia penquista en el arco norte, justo donde ahora se sitúan las barras bravas de los santiaguinos. Eso es galería baja norte. Y yo justo estaba allí y corrí hacia la reja. Zamorano lo gritaba con todos nosotros tratando de encaramarnos con él al alambrado. Inolvidable.
5. Pato Mardones. La "U" Campeón en 1994. Llegué hasta Santiago. No había más plata. En la mitad del viaje parece que no había nada más que irse donde algún conocido. Unos tíos de un amigo en La Florida nos recibieron. Vimos el partido en directo por TVN y no lo podíamos creer. Una copa de un torneo de futbolito sirvió para abrir una botella de champaña. Todos queríamos celebrar.
6. Salas a Sao Paulo. Final de la Supercopa ‘97: Ni siquiera lo pude ver por TV. Lo escuché por una radio argentina (La Red parece) y el relator que si no me equivoco era Closs casi me hizo llorar. Parecía que todo el estadio se venía abajo y yo lo vivía por loss parlantes.
7. Salas a River. Libertadores del ‘95: Debo decir que vi la génesis de la jugada y ya sabía que venía el gol. Y tanto entusiasmé a los que estábamos en la galera sur que al momento del gol no vi cuando Salas la metió dentro del arco. Nos abrazábamos entre todos, sin preocuparnos de quienes éramos. Por algún minuto todos fuimos campeones de la Libertadores.
8. Salas a Huachipato. Torneo oficial 1995: Durante la semana se hablaba hasta la saciedad de que Salas andaba presumido y los de Boca le habían bajado los humos al desconocerlo y no llevarlo. Eran los últimos días de "Matador" en el país pero las burlas se hacían evidentes por la negativa de Bilardo al no ficharlo en Casa Amarilla. Tan tenso era el ambiente que en une entrenamiento en Higueras, Salas y compañía intentaron cobrarse revancha a los golpes con unos hinchas acereros de lo más huaso-brutos. Comenzaba el segundo tiempo, nos acomodábamos en la tribuna pacífico y un pelotazo largo por izquierda parece irse, Salas la alcanza a un metro de la línea de fondo y unos veinte del pórtico. Le da un efecto perfecto y la pone de emboquillada. Gatti la vio pasar como el Gato Fernández vio el tiro libre de Aravena en las eliminatorias del ‘85. Ríndanse terrícolas. El estadio se paró a aplaudirlo.
9. Lucho Pérez. El primero a Olimpia en 1991: Por primera (y no única vez porque lo otro es ser cerrado de cabeza) fui hincha del archirival. Tal vez no tenía muy clara la distancia entre el azul y el albo. Pero ese día eramos todos colocolinos. Y cuando hacen esa jugada maravillosa con Espinoza grité como si la frustración la hubiese sacado de cuajo. Nunca más quedábamos en la duda. Por más lindo que haya sido el segundo o más relajante que haya sido el de Herrera, Lucho Pérez y su primera estocada de esa noche nos dio la idea de que por primera vez gritábamos campeones. Y fue la primera no más.
10. Salas a Brasil. Eliminatorias a Japón. Corea 2002: Tan memorable como el que le hizo a los ingleses. Ya le había pintado la cara a los brasileños esa noche pero aún faltaba que los "vacunara". Genio y figura. Pizarro baila un rato con la defensa, el enganche es de lujo, centro muy pasado pero igual anota sin despeinarse siquiera. Nunca vi un gol con tanta sangre fría en vivo.
Se me quedan varios. Los de Marcelo Salas a los italianos en Francia, el de Carampangue Zambrano a Deportes Concepción cuando Montilla dejó la pelota en el suelo porque pensó que había pito del árbitro, el de Bautista que metió a Concepción en segunda fase de la Libertadores, Basay a los brasileños en el ‘89, los de Basay y Letelier a Brasil en el ‘87, el de Ronaldo a Alemania en la final de Japón-Corea 2002, el de Román a Brasil el año pasado, el de Balbo a Pato Toledo con pase memorable de 30 metros de Maradona en el Nacional, el penal de Leo Rodríguez a Temuco que selló el segundo título azul consecutivo, el de Navia a los españoles en Sidney 2000, el de Cani a los italianos en Italia ‘90, ufff.
Tanto momento inolvidable. Aporte usted pero no se me ponga meramente estadístico. A los testigos de revista los veo a diez cuadras.