Allez la expérience

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)

Los treinta años son la llanura donde se alimenta la experiencia, dicen. Definitivamente. Cuando todos aseguraban que el gran enemigo de la selección francesa era el promedio treintón, fueron precisamente los viejos estandartes galos quienes aparecieron justo para despachar a uno de los grandes candidatos a levantar la Copa del Mundo.

Y desde el comienzo se vio la actitud. No es que sean grandes favoritos al título, más cuando el entrenador Domenetch tiene tan poca voz de mando. Ayer se filtraba en los medios el acuerdo de este con su figura consular, el ya incombustible Zidenine Zidane, consistente en poner dos delanteros para enfrentar el partido. Raro. Cuando un jugador tiene más ascendiente que el jefe técnico las cosas siempre terminan mal.

Pero hoy tuvieron su minuto de gloria. Más bien diez. Los últimos del choque ante España en Hanóver que, a la luz de lo que pasaba en la primera media hora, se veía tremendamente favorable al combinado ibérico. Pero como pasa siempre, la experiencia asomó en el minuto clave y el mismo equipo que empezó goleando se fue para la casa en dos jugadas puntuales.

Si bien durante los noventa minutos, Thierry Henry y Patrick Vieira fueron puntales que complicaron al esquema de Aragonés, en el último cuarto de hora su oficio se hizo latente. Primero, cuando el partido se encontraba empatado -goles de Villa y Ribery- y en pleno equilibrio, el atacante del Arsenal correteó un balón con Puyol e inventó una falta cerca del área. No sólo engaño a Rosetti e impulsó la injusta tarjeta amarilla del capitán del Barcelona sino que propició el centro de Zizou y el cabezazo asesino de Vieira. Partido definido. No había tiempo ni ideas para darlo vuelta.

El contragolpe final fue la crónica de una eliminación conocida. España entregado en labores infructuosas de ataque, una defensa desacomodada como en tantos otros mundiales y Zidane finiquitando como en sus mejores años. Muchos miraban incrédulos pero en honor a la verdad, no estamos asistiendo a alguna sorpresa de marca mayor. Francia apeló a lo único que tenía, a la sabiduría futbolística, concentración y orden para calificar entre los ocho mejores y jugar su mejor match en la máxima cumbre futbolera.

¿Y España? Bueno, no le pidamos peras al olmo. A estos siempre les pasa lo mismo.