Menos que un candy...

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto Neira)

Estos creen que somos tontos. Si algo caracteriza a tipos con poco manejo mediático como los dirigentes deportivos (tanto que recurren a perder dinero para tener esa repercusión social que no alcanzan por sí solos) es que creen que los analistas somos como el hincha medio. Que les compramos la pomada. Y se meten en camisas de once varas simplemente por no ir de frente con la verdad.

La versión qu adjudica como causa de la renuncia de Guillermo Páez a la banca del Vial, de acuerdo a sus insoportables dolores de espalda (que casi lo llevaron a dejar la institución) es más falsa que boleto de micro en uniforme de carabinero. Aquí hubo un quiebre, una trizadura en la relación Paéz- dirigencia o simplemente una rabieta del ex técnico aurinegro que no cuajó nunca en el plantel ni consolidó el proceso que intentó desde un principio. O incluso, simplemente porque cometió errores que aún en esta etapa, cuando la temporada recién comienza, ya se veían como irreversibles. No exagero, créanme.

Lamento decirle a los fanáticos aurinegros que su equipo era muy malo, que no tenía ningún fondo futbolístico contundente y que, peor aún, carecía de la promesa por la que Páez llegó a la tienda aurinegra. Se supone que tanto él, como Luis Santibáñez en su momento, llegaron hasta los Campos Deportivos de calle Progreso con la idea de reflotar la extraviada mística que hace rato se perdió el camarín de los "chaquetas amarillas". Y a ambos les fue como en su momento a Ricardo Ortiz y Pedro Lucio Olivera. Con todo para hacer equipos candidatos al ascenso se quedaron en la B, diluyéndose por no tener escuadras con caracter.

La única culpa de Paéz fue la de traer elementos desechables como Monegat o Miranda, jugadores sin ningún aporte en el andamiaje esperado por el hincha que paga la entrada. No nos engañemos. Pretender que brasileños vengan a sudar la camiseta es casi un despropósito. Los pichangueros no tiene coraje para jugar y los cariocas, unos buenos y otros del montón, históricamente demuestran que cuando pierden lo hacen por falta de "maña".

Paéz tampoco tuvo una amplitud de criterio a la hora de formar el plantel. El "loco" desechó a jugadores de trayectoria en la institución como Richard Zambrano (lo trató como en juvenil a prueba) o Sergio Rebolledo. También se farreó promesas de notable rendimiento como Victor Saravía que llegaron a buscar una oportunidad. Y el equipo que dejó, finalmente juega mal porque carece de figuras estelares y desequilibrantes en cancha.

De seguro a Paéz le dio más fuerte la siática cuando perdió el domingo que el día en que le ganó a Osorno o San Felipe. De seguro, ahora recrudeció su dolencia. justo cuando el equipo mostró falta de actitud ante dos equipos absolutamente abordables como Magallanes o Melipilla. Su proceso no tenía futuro porque la mística se muestra desde el principio. No es su culpa. El hombre es un personaje. Le teníamos fe pero demostró que para recuperar la tradición del Vial se necesita algo más que ser pintoresco o histriónico. Hay que correr, hay que sudar la camiseta y trancar con el ojo, como decía un chanta por ahí. Al único que vi en esa senda fue a Edgardo Avilés cuando se calzó el buzo aurinegro. ¿Y? Lo desecharon porque en Vial siempre se están equivocando.

Nelson Acosta, un aurinegro de fuste, dijo alguna vez en el programa "Golazo" de UBB que "hay gente que no quiere al Vial". No sé, yo más bien creo que hay gente que no conoce al Vial. Que debe darse una vuelta por su tradición más emblemática, por su sello distintivo que lo hizo popular en todo el país y lo transformó en un club querido y admirado en todos los rincones pese a no haber ganado nada. Cuando lo entiendan y encaren la planificación de un año de fútbol con esa perspectiva, seguramente "el Almirante" volverá a llevar gente al estadio, esa que dejó de ir porque este Arturo Fernández Vial de hoy no tiene nada que ver con el de antes.