Un león herido de muerte

Por El Fanatinche

Caras largas, frustración a raudales y búsqueda de culpables. Hoy todos se miran raro y las desconfianzas salen del fondo para flotar en las aguas de la incertidumbre. Esos tan inútiles "trapitos al sol". Ya no hay vuelta. Los jugadores de Concepción "tiraron la toalla" y con ello se apaga el principal motor que a última hora nos ilusionó con que la institución lila seguiría rodando en el torneo rentado del fútbol criollo.
Se la jugaron. El bus arrendado no sólo llevaba un grupo de futbolistas con la última carta de salvación fundamentada en dineros frescos y recaudados por propia iniciativa sino también una maleta llena de buenas intenciones. Buscaron el diálogo. Pero lo hicieron tarde. La suerte estaba echada hace rato.
Lo extraño es que terminada la reunión con la dirigencia del SIFUP, algunos representantes del plantel penquista salieron despotricando contra Jorge Mahuzier y los cabecillas de la institución. ¿Ahora? Definitivamente no se entiende que hayan esperado tanto para entender en qué base se encontraba la verdadera negociación.
No podemos afirmar que los engañaron como señaló Oscar Aravena. Tampoco vamos a poner las manos al fuego por un grupo directivo que nunca mostró una respuesta sólida y clara para erradicar de golpe la amenaza que se dejaba caer por Nonguén.
Tan equivocada parece la opinión pública que ve en Carlos Soto al principal culpable de la suspensión de la tienda sureña. Es un despropósito. Seguir ahondando en quien y cuándo se erró ya no sirve. Lo penoso es que existe un importante grupo de futbolistas que literalmente "se perdieron". Si algo se les puede reprochar es su exceso de confianza para dejar el manejo de la crisis en facultades ajenas a las suyas. Su amor a la camiseta nadie les debería sacar en cara. Muchos de ellos estaban en la mira de otros equipos. Pero siguieron entrenando sin más justificación que las ganas de vestir su divisa morada.
La idea de solicitar apoyo en el Consejo de Presidentes es una noción probable. En el caso que no haya vuelta atrás, quienes postulan llevar el nombre de Deportes Concepción a la quiebra y repostularlo a la Tercera División se olvidan del adagio de pagar lo que se debe. No es muy fino colgarse de un resquicio legal encubierto en el vacío de nuestra legislación deportiva para seguir ensuciando y enlodando el nombre de una institución con historia.
Pero las lecciones morales vendrán al tapete cuando sea necesario. Por ahora no nos queda más decir que lo lamentamos por Concepción. Por la ciudad, sus hinchas, por el plantel e incluso por la dirigencia que mostró ganas de salir del abismante presente con incesante pero tardío trabajo.
El fondo de los esfuerzos siempre fue salvar al León Collao. Se lo reconocemos a todos los que intervinieron de forma activa en esta lucha de 15 días. Tal vez la forma no era la más recomendable. Pero que más da. Ahora de poco sirve llorar sobre la leche derramada...