"Rambito Chico" y Johnny Te Conozco...

Por El Fanatinche

Que Nelson Tapia estaba viejo, que ya no se movía, que le pedía las camisetas a los rivales, en fin. Una sarta de idioteces iluminaron a los eruditos en fútbol para sostener de golpe que era la hora del recambio en el arco chileno. Los candidatos, dos: Claudio Bravo y Johnny Herrera.
Dicho y hecho. Ambos entraron de lleno a disputarse la valla nacional (la misma que con Yashin, Paft o el "Condor" Rojas en su mejor momento terminaba con los mismos goles en contra) y el colocolino sacó ventajas por una insignificante eventualidad con el juego de turno en Colombia. Terminaron las eliminatorias, todos para la casa y los muchachos enguantados salieron inmediatamente del zoom de los avezados especialistas.
Pero qué fue de estos prometedores artistas de la volada a lo Benji Price. Ciertamente evolucionaron muy poco. Se podría decir que se quedaron pegados. Les doy ejemplos. Hace un tiempo, en Universidad de Chile había un arquero de pasado portentoso y actualidad vacilante. Lo llamaban "Superman". Por esos días, Sergio Vargas era aún considerado la última luminaria vista bajo los tres palos y Herrera, con las mismas condiciones de hoy, no fue capaz de quitarle la camiseta a un competidor que se la arrebató sólo por el peso del nombre.
También hace algunas temporadas, Bravo jugaba la última fecha del campeonato por su club en San Felipe. Se cronometraban los descuentos, el Cacique pasaba sin zozobra a Copa Libertadores por puntaje global y casi sin despeinarse. Pero el heredero de Marcelo Ramírez se mandó un numerito que dejaba a la Universidad de Concepción en el torneo sudamericano y a su equipo exigiendo una explicación como Condorito. Ha pasado el tiempo y en honor a la verdad, las cosas no han cambiado tanto como esperábamos.
Los 8 goles sufridos por "Rambito Chico" denotan claras falencias en su juego, por más que la defensa alba no se coordine ni para la charla técnica. Tuvo responsabilidad (de orden, de mano y ubicación en el área chica) en varios tantos del Chivas y pudo haber evitado a lo menos un par. Claudio Bravo continúa siendo un portero incompleto, demasiado acelerado, temperamental en exceso e incapaz de aprovechar sus innumerables condiciones (rapidez, buen saque y manejo del juego aéreo a diferencia del "Rambo" original) para pulir y erradicar sus falencias. Está en etapa de maduración pero ya debería mostrar mayor avance.
Y Herrera se creyó tanto el cuento de que el fútbol chileno le quedaba chico que decidió ir a meterse dónde sólo triunfan elegidos como Carlitos Tévez. Al Corinthians, nada menos que el actual campeón de Brasil. Ahora, el ex azul debe mirar como Marcelo, golero titular e indiscutido del Timao le hace sombra a lo que se presumía una incipiente carrera del chileno en el extranjero. Otra vez debe mostrar sus ganas en los entrenamientos porque los partidos oficiales los juega sentado en la reserva. Siendo categóricos, allá algunos ni lo conocen.
¿Qué esperamos? Que Bravo sea pieza fundamental en el esquema de Borghi y no uno más de su paupérrimo desempeño defensivo. Y que Herrera (aunque sea cuando Marcelo se tome días administrativos) demuestre si es verdad que Brasil es el lugar correcto para cumplir con sus exigentes expectativas de futuro. Nada más. Por ahora, ambos están en deuda.