¿Son chilenos?

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)

No todos les tenían fe ciega a estos cabros. Sí, porque son cabros. Hoy todos se suben al carro y se llenan de halagos. Piden a Sulantay en la adulta y andan gritando que seremos campeones del mundo.
Como yo pasé hace harto ratito por semejante trance
mundialero, prefiero jugar con la ironía. Aunque no sea tan socarrón como quiera.
Pero apelo a su sabiduría, ya que acá no tenemos idea de fútbol según un lector -que de seguro sabe menos que yo y se por eso su fijación- quiero preguntarles a los que saben. ¿Son los jugadores de la Sub 20 nacional verdaderamente chilenos?
No es mala sátira. Se la argumento con veinte años viendo fútbol en vivo. Con decenas de historias de selección en mundiales u otras competencias vista por la TV y en el estadio mismo, con memoria selectiva para regalar... Le argumento entonces.
El futbolista chileno por esencia es flojo. Estos muchachos no.
Corren como nadie. Se acalambran y siguen luchando. Tienen un fondo físico muy similar al del biotipo común de todos los que vimos antes pero su valor "entrega" es absolutamente imcomparable. Hoy le ganaron el mano a mano físico a una selección africana, que es el triple en ese item. Si alguien me dice que este partido no estuvo marcado por el esfuerzo físico es porque no sabe ver fútbol. Más allá de esa visión, insito en el fondo. El pelotero criollo no la corre como los que hoy la mojaron los Sub 20 en Canadá, lesionados y todo.
Sabrá usted que el futbolista chileno común es desaplicado tácticamente, tonto, inocente, "condoriento", "quemado", le cobran penales evitales, les hacen goles a última hora, los expulsan innecesariamente. Estos que jugaron hoy día son todo lo contrario.
A diferencia de anteriores selecciones que sumaban individualidades, esta es un equipo perfectamente delineado y con elementos que demuestran multifuncinalidad. ¿No les parece raro?
El futbolista chileno común es desordenado. Y si algo caracterizó a nuestra escuadra hoy fue su extremado orden, su apego al libreto, su esquema de juego al que no renunció jamás, el mismo al que apostó desde el primer día que empezó su aventura norteamericana.
Los centrales jamás hacen mal una línea del off side, los delanteros difícilmente caen en ellas, los atacantes saben aguantar la pelota lejos del área propia de manera inteligente y el núcleo futbolero de la oncena se basa en el toque, ese que nuestros viejos estandartes lucían hace treinta o cuarenta años según cuentan los más viejos. Eso que nosotros jamás vimos. ¿Acaso estos son la reencarnación de aquél chileno galano en la cancha del siglo pasado?
Ni hablar de la disciplina, del discurso, del hambre, de las condiciones para ser fuerte sin
malentenderlo con "choreza" o prepotencia. Sin alardes individuales, todos concentrados en una meta, tapando bocas como en Chile jamás se acostumbra. No me pueden negar que estamos frente a un "Cometa Halley" de nuestro balompié.
Si usted viera como estos muchachos son ignorados por entrenadores torpes y engrupidos hasta que cumplen 20 años entendería mi sugestión. Lo que pasó ésta tarde tiene poco de epopeya porque no fue ni sacrificado, ni imposible, ni soñado. Fue justo lo que tenía que pasar. Chile pasándole por encima a su rival a la hora del ajedrez, sin miramientos ni consideraciones, jugando al cazador y la presa, justo en una instancia superior y con las apuestas en contra.
Con un arquero que va bien por arriba, asegura el balón y no manotea, que saca siempre pensando en el contragolpe, canchero y con el record mundial de valla invicta. Y resulta que no es más que un cabro chico midiendo y pesando menos que sus antecesores.
Raro. Con zagueros que son un frontón coordinado y perfecto. Con volantes de creación que juegan fútbol, apoyan todas las líneas y anotan en arco contrario. ¿No es eso raro en un futbolista chileno? ¿Es una broma o un cambio generacional impresionante?
Como ya sabrán nos toca Argentina, la semifinal desde dónde me late, saldrá el nuevo campeón del mundo, eso casi de seguro. Y bueno, son los eternos rivales que nos ganaron siempre, que está el tema de la presión, la paternidad, que el Kun Agüero, los titulares de la liga trasandina en cancha y toda esa parafernalia... Para defraudarse por tanta mala suerte en el fixture.
Pero como parece que estos muchachos son atípicos, o al menos se contraponen a toda la característica histórica que marcó al futbolista nacional, quién les dice que nos anotamos "a los ché" y se rompe el maleficio.
Total, estos no parecen chilenos... De ellos ya se puede esperar cualquier cosa.