La copa en el bolsillo

Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)

Mucho Colo Colo para tan poco Audax. Así quedó la sensación general tras el primer round por el título nacional del clausura chileno. Colo Colo se aseguró la final en la primera patita de la definición, tal como en la semifinal con Cobreloa. La misma dodis, la misma solidez.
O este Audax es un espejismo del equipo que nos pintaron durante el semestre o Raúl Toro quedó tan asustado con la arremetida ohigginiana el sábado anterior que decidió pedirle a su equipo máxima cautela. Convengamos en que el Audax de hoy no hizo mucho por el espectáculo ofensivo, al menos como lo venía demostrando durante el clausura. No creo que haya sido miedo. Si me parece que hubo respeto desmedido, la misma la razón por la que Toro pierde finales. No se atreve, se lo come la ansiedad en las últimas instancias.
De alguna manera todo parecía controlado hasta que aprecieron las individualidades. Fue un tiro libre de Matías Fernández el que marcó el trámite del partido mientras por el otro lado, Carlos Villanueva deambulaba en las sombras del poco atacado sector defensivo local.
Cuando llegó ese minuto el equipo itálico se desordenó y Colo Colo, como hace rato lo viene haciendo (lo que le pasó también la cuenta en el campo internacional) se farreó la oportunidad de sacar diferencias mayores en el marcador.
Si al frente tienes a jugadores del nivel de Sánchez, el Mati o Suazo no te queda otra que marcarlos bien para que no les resulte ninguna. O por el contrario, salir a manejar la pelota para que ellos no la tengan. Audax no hizo bien ninguna de las dos tareas y terminó noqueado cuando aún debe salir a ofrecer pelea.
El segundo tiempo fue una sinopsis de lo que me parece hará Borghi en la segunda brega del sábado en el Nacional. Manejo, dominio, tranquilidad y buscar pacientemente la oportunidad de liquidar al adversario cuando este sólo atina a correr detrás del balón y esperar el final del lapso para reordenarse. Algo así como la crónica de una definición anunciada. Colo Colo tiene ahora el sartén por el mango y las sorpresas a esta altura no ocurren con facilidad.
Falta la otra parte de la final. Parece que al menos, en lo que respecta a los números y la actitud, el campeón chileno ya está definido y sólo debemos esperar el último pitazo de Chandía.