Una "mera" clase

Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)

Uno miraba las alineaciones y más allá del triunfo en Santiago sabía que Borghi tenía clarito qué hacer para ganar el partido. Cuando tu rival necesita salir a ganar, lo mejor que puedes hacer es salir a tacarlo tú. Con eso lo matas, lo sacas de su planificación, lo apuras y lo desconciertas. Manual de fútbol básico que algunos entrenadores locales no conocen. Cuando el triunfo se sustenta en lo psicológico además del tema netamente táctico.

Si de entrada le dices a tus dirigidos que pueden y deben ganar en todos lados (por tradición o solidez institucional) los jugadores te creen. Es bastante antiguo el ejemplo de la selección brasileña como para que alguien me intente rebatir la idea. Este equipo demostró hace rato que puede ganar pero muchos antes lo hicieron. El asunto es que en las fases finales exista la capacidad de sustentar confianza en vez de empezar a autoretenerse.

El Colo Colo de los primeros quince minutos fue el que algunos pensábamos pero que Gallego no se imaginó ni en sus peores pesadillas. Lo salió a apretar y con ello, se echó inteligentemente el

bullado tema de la altura al bolsillo. Digo inteligentemente porque Borghi
seguramente sabía que el tema pasaba la cuenta físicamente. Era mejor salir a defender un gol de visitante que el tanto de ventaja conseguido en Santiago.

A mi me gustan cuando los equipos chilenos, más allá de que sean mi favorito (como en este caso) se paran con actitud, tiene los "huevos" suficientes para entender que el rival tiene once en cancha y la localía, la hinchada, las individualidades o los esquemas son sólo ingredientes que se neutralizan con el trabajo en equipo y respetando la naturaleza del fútbol. Ir a hacer goles al otro arco. Una lección tan simple, casi como sumar "dos más dos", la misma que tradicionalemnete en Chile no se aprende porque los técnicos nacionales
tienden a desconfiar de la mentalidad del jugador criollo.
Qué importante fue Alexis Sánchez, el mismo que hace ya varios mese le adelanté que es el gran presente del fútbol chileno además de Matías Fernández o las alabanzas para Meléndez y Sanhueza.

El "niño maravilla" trae la gambeta del barrio tan apegada al botín como
Matigol y hoy fue el factor que desde la entrada mareó la planificación de los mexicanos.
Si uno miraba lo hecho por los laterales, sabía que Colo Colo se iba a aprovechar de la línea de tres que puso el Toluca. Allí fue importante la confianza.
Porque Borghi se pudo haber preocupado de la entrada de Zinha y ponía línea de cuatro. No lo hizo, siguió defendiendo con tres, confiado en el equilibrio de sus enormes volantes centrales y además esperando que el timing de los centrales estuviera perfecto. Tal como resultó gracias a la claridad de Riffo y el notable momento de Henríquez.

Más arriba, Fernández desequilibrante como siempre (tapándole la boca a los chaqueteros que hablan de fatiga o algo similar) a pesar de viajar en clase turista (por si no sabía, de los cinco boletos primera clase que compró Colo Colo le ofrecieron uno y lo rechazó), Gonzalo Fierro y Ormeño haciendo la labor de manera fabulosa, Suazo jugándose por subir la oferta del Catania italiano que ya va en cinco millones de euros y un portero que demostró por fin su curriculo.

Lo que atajó Cejas hoy fue mejor que todo lo que hizo en todo el torneo y le dio el último ingrediente a este equipo que parece tenerlo todo. Si había dudas era en el arco, ahora uno ya se piensa que Colo Colo tiene credenciales para reeditar lo de 1991. Y jugando con tres en el fondo y con laterales volantes. Como para demostrar que filósofos ratones como Bonvallet u Olmos no tienen idea de fútbol. Ellos dicen que en este país no se puede jugar con tres atrás. ¡Tapita!