A esconderse que viene el León

Por Satelito (J.C.Araneda)

Era fecha importante en la Champions League. Hubo algunas sorpresas, entre ellas las derrotas del Manchester en Escopcia o el Milan en Atenas.

Sin embargo, la atención estaba en la revancha de Real Madrid contra el Olympique de Lyon. Por esa cosa de la famosa Bestia Negra merengue. El mismo que los tiene de hijos desde la pasada versión del torneo de campeones y que en el inicio de la fase por
grupos de este año ya le propinó una derrota aplastante y dolorosa a la nueva aventura de Capello.
Daba la impresión que asistíamos a la repetición de la historia, más cuando entre Carew y Malouda se
encargaban de enfriar el ambiente y poner un claro y contundente dos a cero antes de la media hora. Uno miraba las caras de Iker Casillas, Helguera o Roberto Carlos y se daba cuenta la angustia de la última línea merengue. Les estaban pasando por encima, con pelotas detenidas, merced a la precisión de Juninho Pernanbucano en los envíos y la duda evidentemente psicológica de los zagueros madrilistas.

Fundamental fue el descuento de Diarra, quien paradójicamente viene del mismo equipo francés le dio un aire que resultó salvador. Si usted vio los informativos se enteró que Real Madrid tuvo el triunfo en un penal regalado que Van Nystelrooiy perdió inesperadamente.

Sepa que lo empató a los 82 por el mismo holandés metido en área chica para empujar una pelota afortunada. Sepa también que Capello tuvo que relegar su esquema que hasta ahora le había dado tanto éxito y poner a cuatro delanteros (Raúl, Ruud, Robinho y Cassano) para obtener una magra igualdad.

No hubo final feliz. Otra vez el Lyon fue el invitado de piedra. Volvióa recrudecer los fantasmas que parecían haberse esfumado con la llegada del entrenador italiano. Definitivamente, los que creyeron que en el Bernabeu se esfumaban los miedos galácticos tuvo hoy que recibir una nueva bofetada en sus preceptos. La recuperación del Madrid es un proceso que requiere más tiempo. No será tan fácil salir de ahí.