Travail parfaite

Por Satelito (J.C.Araneda)

Pensába que este iba a ser el gran partido que terminé viendo. Lo fue, pero jamás me imaginé que se diese tal como lo mostraba la Tv y yo miraba incrédulo. El campeón, el dream team, el que entrenaba jugando como cabros chicos, el que paralizaba al mundo cuando jugaba, el que trotó para llegar a cuartos estaba ahí. Y hoy les dieron un baile con ellos como testigos preferenciales en la misma cancha.

Parece que el comercial de Ronaldinho no se cumplió (o yo lo vi más en la publicidad de los entretiempos que en los partidos). Los jugadores tienen que transpirar y los hinchas no, dice el spot. Pero Brasil no corría y sus hinchas sudaban la gota de la deseperanza. Desde el principio uno entendía que Parreira se había equivocado. Como Pekerman apostó por los volantes mixtos (qué es eso) y no por los nuevos valores. Dejó a Cicinho y a Robinho en el banco y con eso le facilitó la tarea a un Zidane impresionante, que brilló y jugó a placer en una zona plagada de piernas brasileñas. Buena contradicción.

Uno hace el análisis y como acá no estoy para hacer el barrido informativo de lo que pasó sino sacar la conclusión de por qué, debo decir que Domenetch (o Zizou que le hace el equipoen realidad) planificaron el asalto en Frankfurt de manera perfecta. Fue una tarea perfecta como titulé. Con Sagnol y Ribery presionando el lado izquierdo de la defensa carioca (lo que frenó todo intento de subida para Roberto Carlos), con Abidal y Malouda correteando y asfixiando el sector diestro del pentacampeón, lo que retuvo al pálido Cafú. Sólo con eso ya ganó el duelo de las orillas.

Además, en la mitad dejó el trabajo de cortapalos a los incansables Vieira y Makelele que hoy fueron más que los creativos amarhelos. Arriba, Henry estuvo imparable y cuando tuvo las opciones llevó el peligro constante y hasta puso la diferencia en el tablero.

¿Y Brasil? Partió mal, con un entrenador muy confiado en que el mundial lo ganaba con la camiseta. Se olvidó de que sus laterales ya estaban pasados en edad y rendimiento. Cuando jugó Cicinho el equipo ganó en el tradicional y punzante juego por las bandas. El único día que estuvo Gilberto por la zona zurda, hasta anotó en arco contrario. Sin ese elemento, Ronaldinho, Kaká o Ze Roberto difícilmente iban a tener espacios para mostrar habilidad y arranques individuales. Las marcas se concentraban en el centro del campo.

Pasó el que jugó mejor. No me atrevería a decir que Francia es más que Brasil porque si los monarcas salen hoy con el equipo que apenas alcanzó a estar diez minutos en el campo (y que hizo más que el resto en los 80 minutos que jugó) seguramente le pasa por encima como se vio. No es un invento mío. Todos estamos de acuerdo en que si estos lograban plasmar sus individualidades en un estilo de equipo (como siempre fue en la escuela de scratch) llegaban a la final sin muchos contratiempos. No lo hicieron y seguramente, la derrota significó la última aventura mundialista y de selección para varios de los que perdieron hoy. En la medida que empiecen por Parreira, tudo bem.