Pelota viva

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)

Los miedos siempre aparecen materializados. Ustedes sabrán bien que mi favorito era Argentina. Y que durante toda esta copa del mundo despotriqué y dudé de la capacidad real de José Nestor Pekerman para liderar la reconquista argentina del mayor título futbolero. Así no más terminó la historia.

Los penales son materia de azar para muchos aunque la mejor manera de evitarlos es salir a ganar. Y Argentina no fue capaz. Teniendo los medios. Culpa del entrenador que ahora deberá armar las respuestas que todos se merecen. Veremos si no se enreda tanto como en su simple función. Sí, simple. Porque con tanto jugador de alta competencia es un pecado lo sucedido hoy en Berlín.

El calvo estratega, ese que no tiene ni el desplante ni la estampa de campeón como Menotti, Bilardo, Bianchi o Basile (cuanto pesa el asecendiente en el plantel) cometió errores que debieran hacerlo dar el respectivo paso al costado. Se jugó por su idea y como Beilsa pagó caro. Dejó a Zanetti en Buenos Aires y se con ello olvidó en Ezeiza la banda derecha de su equipo. La regaló durante todo el torneo.

Hoy, puso en cancha relevos de mediana capacidad para ganar un partido tan decisivo. González, Cruz o Coloccinni son futbolistas que pueden hacer historia en sus ligas con rivales "chicos". Pero Crespo, Riquelme o Messi están preparados para grandes ocasiones. Los sacó para esperar no se qué cosa. Y desarmó a su oncena que en los últimos minutos demostró que jugando de igual a igual era más que la Alemania de Klinssman.

Tan importante es la pelota muerta que en un sólo segundo se transforma en vida. Díganselo a los alemanes que alcanzaron su paso a semifinales o a Román que le puso un pase gol a Ayala y rompió el cerrojo germano cuando nadie lo esperaba. El partido estaba finiquitado. Pero ahí apareció Pekerman y su nulo intento por mover las piezas del ajedrez y esperar que el contrincante ofreciera tablas.

Alemania se vino encima con un notable Ballack como motor y con delanteros que apenas tuvieran una opción clara y la aprovecharon. El probelma es que con el "niño maravilla" Messi, Crespo, Tévez -nunca lo hizo jugar como a él lo acomoda- y Riquelme, al albiceleste les escondía la pelota y lo pasaban por encima. Bastaba una línea de cuatro atrás sumado a volantes como Mascherano -que gran jugador es- y Cambiasso en la destrucción y la entrega a los que más saben. Era fácil ¿no?

Ya salen las voces reclamantes al otro lado de la cordillera. Que el árbitro los perjudicó (sólo se "comió" un penal en contra de mismísmo Ballack) o que la mala suerte hizo que Abbondanzieri se perdiera su más importante definición a penales. Nada de eso. Incluso al final se entreveraron a golpes con gente del equipo local para desatar la ira. Ya conocemos de sobra eso de que nuestros vecinos no saben perder.

Lo que no sabía era lo que Pekerman me dejó claro hoy. En algunas oportunidades, tampoco saben cómo ganar. Me imagino que esa será la peor lección aprendida.