¡¡¡Putita!!!

Por El Fanatinche

Nos gustan las minas que muestren presas. Nos gustan las rubias platinadas y sobretodo si son argentinas, exhuberantes y desatadas. Alguna vez fueron las chunchitas que emulaban inútilmente a las diablitas de Independiente, alguna vez se le ocurrió lo mismo al huasito Luis Sánchez (el flamente hijo de Don Choco), claro que el que prefirió producto nacional: a la Licenciada Tetarelli. Resultado un fiasco. Siempre hay tipos que acuden a lo facilista y por eso les va como les va.

Cualquier cosa por llevar gente al tablón. Es tan rasca el espectáculo del fútbol chileno que algunos echan mano a lo que sea para acarrear masa a los estadios. A más de alguno se le debe haber ocurrido la archirepetida Marlen Olivarí (vean lo que pasó en la carpa al aldo del mall esta semana para entender su arrase) pero la musa de la celulitis cobra muy caro y es exageradamente recatada (como si nos interesara su intelecto).

Resulta que los dirigentes de Copiapó S.A no hayaron nada mejor que echar mano a una artimaña algo añeja ya en nuestras célebres paginas de farándula. Luciana Salazar, la misma que vino el año pasado convertida en diva hasta una discotheque penquista y pasó más inadvertida que las radios de provincia.

Por más color que Chilevisión, el canal oficial de Luli en Chile (cada vez que viene le instalan santuario), les puedo apostar que el aparataje provocado en la Tercera Región va a durar el puro partido. Pretender que la temporada será de antología es ridículo. Apostar a que luego de la visita de la argentina de silicona, el equipo será protagonista del torneo es irrisorio. Asegurar que la sola imagen de Luli como madrina del club generará dividendos jugosos y atraerá inversionistas es estúpido.

Será un show más. Uno de esos en que nuestros dirigentes sin imaginación creen que se puede propiciar un despegue. Uno más para que los típicos chilenos C3 comiencen a pedir que se quiete el corpiño o baile la archirepetida colita de Don Francisco.

Nada nuevo. Cero aporte. Una tontera que ni siquiera revive las ganas de asistir a un espectáculo. Plata mal pagada. Pero bueno, ella no tiene la culpa de ganarse las lucas tan fácil y ante un público tan poco exigente. La contrataron dirigentes chilenos. Más ideas no se pueden pedir.