Reparto de puntos, regalo de opciones
Por Satelito (J. C. Araneda)
Partió como lo que es. La fiesta más importante del fútbol sudamericano. Boca y River entraron a una Bombonera repleta de colores y expectativas. No defraudaron. Aunque lejos de ser los que estaban en el estadio, los que más celebraron fueron los Gauchos de Boedo. El empate frenó la embestida del xeneise por el titulo clausura argentino y dejó claro que el millonario no está en condiciones de pelear por un campeonato. El 1 a 1, más allá de las conclusiones, le deja camino abierto a San Lorenzo, que recupera la punta y empieza a mirar hacia abajo en las posiciones.
Ya en el preámbulo del choque había ilusión de grandes sucesos. Para el local, la posibilidad de ganarl al tradicional enemigo futbolero luego que por última vez impusieron marcador y números en 2005. la posibilidad también de ver tras seis años a Juan Román Riquelme jugando el duelo donde se recibió de ídolo y marcó diferencias históricas en el campo. También la oportunidad de ver quizás por última vez en un Superclásico a su héroe Guillermo Barros Schelotto, quien se encuentra sumido en una polémica. Es uno de los regalones de Casa Amarilla pero no juega. Es el referente de la hinchada pero calienta banca. Nunca es desechado en los planes de ningún entrenador nuevo pero jamás lo utilizan. Es crack sin minutos en cancha. Y ya está por sobre los 32 años. Necesita tribuna y justo cuando los boquenses pensaban verlo jubilar en sus filas, llega una oferta millonaria desde la Liga de Soccer estadounidense. Hasta Mauricio Macri le aconsejó irse. Y aunque no aseguró nada, parece que el Mellizo hace las maletas a pesar del recibimiento impresionante de la hinchada bostera.
Por el lado de River estaba la necesidad de lavar heridas dejadas por el Caracas en copa Libertadores. La presión de Passarella por los malos resultados y pésimo juego mostrado por su equipo en instancias importantes. Y frenar al Boca puntero, aguarle la fiesta en su propia casa. Súmenle los polémicos momentos que por culpa del alcohol vivían dos embajadores mundiales de este partido de campanillas: Ariel Ortega por el lado de los riverplatenses y Diego Maradona por el sentimiento que lo liga al boquense común. Su palco estaba vacío y hubo una cámara menos en la transmisión mundial de tv.
Ni hablar de lo que se pensó cuando Pablo Ledesma anotó la apertura a los 45 segundos tras brillante habilitación de Román. Yo pensaba en una debacle millonaria. En Passarella renunciando ante la polémica total y tras una derota catastrófica. Más cuando Riquelme dibujaba buen fútbol, Palacio llegaba con peligro, Cardozo estaba para acompañar y Ledesma superaba su tarea de quite con llegada al área rival. Mientras tanto, en la zaga visitante no se afirmaban y sólo Carrizo afirmaba la estantería. Se farreó la posibilidad la oncena de Russo.
Y le costó caro. Con absoluta soltura (allí se notó la mano de Passarella para quitarle presión a sus jugadores), River despertó de golpe y salío a buscar el partido en el complemento. Con el excelente nivel de Beluschi (preocupante recuperación de cara al amistoso contra Chile) y el aporte de Marcos Ruben, una jugada de este último alcanzó para que el repatriado Mauro Rosales empatara las cosas, resultado que se mantuvo pese al empuje de Boca en la última quincena. Una igualdad que se celebró con todo en el camarín forastero. Ni ellos esperaban jugar tan bien. Ni ellos esperaban salir airosos y con tanta fe repuesta de un choque que en la previa parecía el camino al matadero. Por algo se dice hasta el cansancio que los clasicos son partidos aparte donde no corre ni la estadística ni el momento de uno u otro. Por algo son clásicos. Sino pregúntenle a Boca Juniors.
Partió como lo que es. La fiesta más importante del fútbol sudamericano. Boca y River entraron a una Bombonera repleta de colores y expectativas. No defraudaron. Aunque lejos de ser los que estaban en el estadio, los que más celebraron fueron los Gauchos de Boedo. El empate frenó la embestida del xeneise por el titulo clausura argentino y dejó claro que el millonario no está en condiciones de pelear por un campeonato. El 1 a 1, más allá de las conclusiones, le deja camino abierto a San Lorenzo, que recupera la punta y empieza a mirar hacia abajo en las posiciones.
Ya en el preámbulo del choque había ilusión de grandes sucesos. Para el local, la posibilidad de ganarl al tradicional enemigo futbolero luego que por última vez impusieron marcador y números en 2005. la posibilidad también de ver tras seis años a Juan Román Riquelme jugando el duelo donde se recibió de ídolo y marcó diferencias históricas en el campo. También la oportunidad de ver quizás por última vez en un Superclásico a su héroe Guillermo Barros Schelotto, quien se encuentra sumido en una polémica. Es uno de los regalones de Casa Amarilla pero no juega. Es el referente de la hinchada pero calienta banca. Nunca es desechado en los planes de ningún entrenador nuevo pero jamás lo utilizan. Es crack sin minutos en cancha. Y ya está por sobre los 32 años. Necesita tribuna y justo cuando los boquenses pensaban verlo jubilar en sus filas, llega una oferta millonaria desde la Liga de Soccer estadounidense. Hasta Mauricio Macri le aconsejó irse. Y aunque no aseguró nada, parece que el Mellizo hace las maletas a pesar del recibimiento impresionante de la hinchada bostera.
Por el lado de River estaba la necesidad de lavar heridas dejadas por el Caracas en copa Libertadores. La presión de Passarella por los malos resultados y pésimo juego mostrado por su equipo en instancias importantes. Y frenar al Boca puntero, aguarle la fiesta en su propia casa. Súmenle los polémicos momentos que por culpa del alcohol vivían dos embajadores mundiales de este partido de campanillas: Ariel Ortega por el lado de los riverplatenses y Diego Maradona por el sentimiento que lo liga al boquense común. Su palco estaba vacío y hubo una cámara menos en la transmisión mundial de tv.
Ni hablar de lo que se pensó cuando Pablo Ledesma anotó la apertura a los 45 segundos tras brillante habilitación de Román. Yo pensaba en una debacle millonaria. En Passarella renunciando ante la polémica total y tras una derota catastrófica. Más cuando Riquelme dibujaba buen fútbol, Palacio llegaba con peligro, Cardozo estaba para acompañar y Ledesma superaba su tarea de quite con llegada al área rival. Mientras tanto, en la zaga visitante no se afirmaban y sólo Carrizo afirmaba la estantería. Se farreó la posibilidad la oncena de Russo.
Y le costó caro. Con absoluta soltura (allí se notó la mano de Passarella para quitarle presión a sus jugadores), River despertó de golpe y salío a buscar el partido en el complemento. Con el excelente nivel de Beluschi (preocupante recuperación de cara al amistoso contra Chile) y el aporte de Marcos Ruben, una jugada de este último alcanzó para que el repatriado Mauro Rosales empatara las cosas, resultado que se mantuvo pese al empuje de Boca en la última quincena. Una igualdad que se celebró con todo en el camarín forastero. Ni ellos esperaban jugar tan bien. Ni ellos esperaban salir airosos y con tanta fe repuesta de un choque que en la previa parecía el camino al matadero. Por algo se dice hasta el cansancio que los clasicos son partidos aparte donde no corre ni la estadística ni el momento de uno u otro. Por algo son clásicos. Sino pregúntenle a Boca Juniors.
8 Comments:
Estuvo bien bueno el clásico, me gustó mucho como jugó Riquelme aunquele faltan laterales que se muestren más y sean factor de riesgo.
Mucha parafernalia
Oye, Rosales tiene un look igual al de Salas. Era ver al Matador celebrando otra vez contra Boca en su casa...
Yo pensé que a River le volaban la r... pero igual merecieron ganar. Ahí si que Passarella saca estatua, juajuajua
Yo vi más cerca de ganar a Boca, parece que vimos partidos distintos todos
El portero se mando flor de partido....
porque nunca destacan eso???
puta que me da rabia... solo los goles...
delanteros... o goleadores... y los buenos arqueros...
que pasa ahi???
Cuál fue el arquero bueno??? Carrizo??? Ataja hoy día contra Chile, CAGAMOS, jajajaja
Fue de los peores clasicos del ultimo tiempo. Lento, sin emocion
No cambio los de la Era Bianchi y ese que Boca empato al final el año pasado
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