Vámonos de fiesta que pagan los viejos
Por Satelito (J. C. Araneda)
Tan inversas como comunes. La historia actual de River y Boca tienen a sus equipos peleando por el campeonato argentino gracias a fórmulas que parecían olvidadas en el baúl.
Mientras el millonario sufrió más de la cuenta para vencer a Quilmes en los últimos minutos, el xeneise tuvo floreo en casa con Gimnasia y Esgrima. Detalle menor si centralizamos en los protagonistas de tales hazañas de domingo.
Recién iban diez minutos en La Bombonera y la improvisada reunión del trío de antaño, el de Barros Schelotto, Riquelme y Palermo habia despedazado la resistencia del Lobo
con tres goles. Poco rato después, el centrodelantero marcaba su tercero personal y el cuarto del equipo en menos de veinte minutos. Russo respiraba tranquilo tras una lamentable odisea en México y el pueblo boquense vitoreaba el nombre de Guillermo, el mellizo, uno que anunció probable retiro para julio, sólo porque no juega. Ayer, el trío que ganó todo con Bianchi dió un espectáculo demoledor y las dudas aparecen en Casa Amarilla. ¿Acaso era esta la solución a los problemas de Boca en la cancha? Punto aparte lo de Palermo. Tres a Estudiantes y cuatro
a Gimnasia. Figúrese que vive en La Plata. Y les hizo siste en dos partidos. Como para andar escondido un par de meses.
Otro retorno esperadísimo al otro lado de la cordillera era el de Ariel Ortega en River. Tras su recordado regreso frente a San Lorenzo el año pasado con un gol de antología y luego de reconocer su traspié en la lucha contra el alcoholismo, el Burrito volvió a ser citado ayer. La última vez que se le vio en cancha fue también pilar de una victoria. Esta vez , en los torneos de verano donde incluso anotó. Es todo un antecedente porque jugador que rinde no pierde el respeto de sus compañeros.
Ni hablar si es un histórico. A Passarella lo taparon a garabatos desde la platea hasta que decidió incluir a Ortega en el epílogo. Por más que el entrenador quiera rccuperar a su delantero ícono, tiene en su plantel a varios otros como Farías, Ruben, Rosales y Falcao vislumbrando la ausencia del cuadillo.
Ayer hubo una nueva muestra de verdad irrefutable. Los buenos siempre marcan diferencia. Un gol con la mano en el último minuto le dio a River la opción de seguir vivo. El autor: Ariel Ortega.
Salen y salen jugadores, entrenadores, esquemas y estilos de moda en Argentina. Pero allá, los "viejos" siguen pisando fuerte. Siguen pagando la cuenta a la hora de invitar a la fiesta del fútbol.
Tan inversas como comunes. La historia actual de River y Boca tienen a sus equipos peleando por el campeonato argentino gracias a fórmulas que parecían olvidadas en el baúl.
Mientras el millonario sufrió más de la cuenta para vencer a Quilmes en los últimos minutos, el xeneise tuvo floreo en casa con Gimnasia y Esgrima. Detalle menor si centralizamos en los protagonistas de tales hazañas de domingo.
Recién iban diez minutos en La Bombonera y la improvisada reunión del trío de antaño, el de Barros Schelotto, Riquelme y Palermo habia despedazado la resistencia del Lobo
con tres goles. Poco rato después, el centrodelantero marcaba su tercero personal y el cuarto del equipo en menos de veinte minutos. Russo respiraba tranquilo tras una lamentable odisea en México y el pueblo boquense vitoreaba el nombre de Guillermo, el mellizo, uno que anunció probable retiro para julio, sólo porque no juega. Ayer, el trío que ganó todo con Bianchi dió un espectáculo demoledor y las dudas aparecen en Casa Amarilla. ¿Acaso era esta la solución a los problemas de Boca en la cancha? Punto aparte lo de Palermo. Tres a Estudiantes y cuatro
a Gimnasia. Figúrese que vive en La Plata. Y les hizo siste en dos partidos. Como para andar escondido un par de meses.
Otro retorno esperadísimo al otro lado de la cordillera era el de Ariel Ortega en River. Tras su recordado regreso frente a San Lorenzo el año pasado con un gol de antología y luego de reconocer su traspié en la lucha contra el alcoholismo, el Burrito volvió a ser citado ayer. La última vez que se le vio en cancha fue también pilar de una victoria. Esta vez , en los torneos de verano donde incluso anotó. Es todo un antecedente porque jugador que rinde no pierde el respeto de sus compañeros.
Ni hablar si es un histórico. A Passarella lo taparon a garabatos desde la platea hasta que decidió incluir a Ortega en el epílogo. Por más que el entrenador quiera rccuperar a su delantero ícono, tiene en su plantel a varios otros como Farías, Ruben, Rosales y Falcao vislumbrando la ausencia del cuadillo.
Ayer hubo una nueva muestra de verdad irrefutable. Los buenos siempre marcan diferencia. Un gol con la mano en el último minuto le dio a River la opción de seguir vivo. El autor: Ariel Ortega.
Salen y salen jugadores, entrenadores, esquemas y estilos de moda en Argentina. Pero allá, los "viejos" siguen pisando fuerte. Siguen pagando la cuenta a la hora de invitar a la fiesta del fútbol.
5 Comments:
El gol de Ortega fue descarado sí poh gil, jajajaja
Socio, Palermo podría ser llamado al amistosos de Argentina contra Chile. Sí anda igual de prendido nos vacuna con un parcito.
Ojala Russo se de cuenta y deje al trio de viejitos y no al plasta de Marioni
Y acá somos tan weas que los tendríamos jubilados.
Los viejitos somos los mejores, jaja
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