"Super fomes"

Por El Fanatinche (Ricardo Pinto Neira)

Tanta cosa con el Superclásico nos dejó a todos con gusto a poco. Podría apostar que más a los colocolinos. Querían ganar y confirmar el liderato. No pudieron. Querían pegarle a Pinilla y reducirlo a adorno. No pudieron. Querían demostrar el peso de sus individualidades. Nada. Querían poner en la cancha la diferencia en los números, el amplio favoritismo, el innegable nivel de "superior" en el ámbito local. Ni cerca. Resumiendo, Colo Colo no pudo y la "U" no quiso.
Me habría gustado ver el arrollador juego del campeón pero como se dijo en la semana, los clásicos son clásicos y a veces hay algunos que no dan el tono para ellos y apenas les basta ganarle a los "chicos" de provincia. Por contraparte, me habría gustado ver la seriedad de un jugador supuestamente seleccionado como Jorge Acuña, el mismo que en estas ocasiones simplemente me confirma el pálpito de que la camiseta azul le queda demasiado grande.
No era raro pensar en el empate. Le convenía a Colo Colo, le convenía a la "U", mantenían sus "respectivos invictos", seguían ilusionados con sus respectivas metas en el semestre, sin cedeer terreno, sin daños a terceros.
Algunos detalles para sacar conclusiones. Respecto del que tenía la responsabilidad, no hay discusión que valga. Sin David Henríquez en la zaga, Colo Colo es un riesgo. Si no es por Cejas en su momento terminan con una llegada en contra y perdiendo por la mínima. Su margen de error es altísimo.

Hay jugadores que son irremplazables. Arturo Sanhueza pudo marcar diferencias siderales. Pero no estaba. Sin ir más lejos, Giovanni Hernández rinde más deambulando libre por la zona de creación, dejando el peso del armado al mismísimo volante que hoy vio el clásico en la tribuna. También es innegable que a Borghi le ganó "el gallito" su colega, Jorge Socias. Primero, porque lo obligó a cambiar la formación y el esquema para buscar la diferencia por los laterales. Se tentó con Jeréz y le regaló la partida al Lulo. Cuando se atrevió con Sánchez marcó diferencias pero los azules ya estaban demasiado sincronizados. Traspié del Bichi... Hasta él lo sabe.
Por el lado de la Universidad de Chile, sigue siendo evidente la falta de un volante creativo. Arrué no cumple esa función a ultranza y sin ese eslabón la cadena se corta. Pinilla era quien intentaba echarse atrás y habilitar al intrascendete Pinto, logrando complicar sólo al trío defensivo albo. Ese es otro detalle, con depresión o exceso de verbo, Pinigol demostró que tiene demasiada personalidad como para no llevarlo a la Copa América de Venezuela. Sin continuidad, con problemas personales y flanqueado por sus jefes en la semana y sus marcadores en el partido pudo sobresalir y hacer se notar. Un aporte al espectáculo.
Lo que, en la suma, no es poco. Hoy, en la cancha al menos, si de algo hubo poco fue precisamente del show que nos prometieron los demás.