Los riesgos de la mediocridad

Por Satelito (J. C. Araneda)

No es apresurado señalar que fue el formato de torneo el que le costó el puesto a Arturo Salah. Las reglas estaban claras pero igualmente vale preguntarse. ¿Es este el mejor tipo de campeonato que se pueda utilizar en Chile?
De acuerdo a lo que señalan algunos llamados "expertos", esta es la mejor manera de nivelar el cometido de clubes que, por razones económicas o de experiencia deportiva no tenían ninguna posibilidad de obtener títulos ni clasificar a torneos internacionales. Se les olvidó decir que la nivelación se produjo pero hacia abajo.
Lo de la "U" no me atrevería a calificarlo como injusto porque ellos apoyan las bases. Y su teoría barrió con lo importante que tienen en caja. Es tan simple como revisar la campaña de dos tipos tremendamente exitosos en su carrera y que quedarán inscritos en la historia del balompié nacional para entender que efectivamente se está nivelando hacia el fondo con el desmedro de los buenos trabajos, los aportes reales y las hinchadas inteligentes.
Ni Marcelo Salas, empujado a retirarse por un medio ignorante y poco analítico ni Arturo Salah, obligado a renunciar por una hinchada que debido a la infiltración de discurso populista cambió notoriamente lo que hasta hace unos años era su principal capital: la devoción fiel por una camiseta serán recordados como fracasados. Pero hoy los liquida la inmediatez, la fórmula de torneo que recalca lo chileno tradicional: no valora los trabajos sostenidos y apela a la buena improvisación.
Ñublense logró un tremendo espaldarazo a su trabajo de años clasificando a una copa por medios año bueno. ¿Para qué? Para pasear frente a los peruanos y tener una segunda mitad de año "pesima y justificada". ¿A eso se apunta?
Hoy tenemos cuatro equipos que fueron absoutamente inferiores a la "U" en números y valoraciones de calidad durante el año. Y capaz que uno de esos se lleve una copa para sus vitrinas.
Salah renuncia y con ello acusa que los procesos serios no se respetan. Salas tiene que ver cómo se cuestiona su calidad cuando jugando al 50% es más que la gran mayoría de los delanteros del país. El medio en genera los empuja, la hinchada es conejillo de indias que sucumbe ante esta globalidad inmediatista que quiere campeones forjados en un mes.
Pero así estamos y así hay que aceptar las reglas del juego. Aunque los que aportan de verdad tengan que borrarse para que se queden los oportunistas. Estamos en Chile y no por nada, apenas cruzamos la cordillera nos esperan con boleta y baile. Premiamos al suertudo que estuvo en el momento justo y el lugar necesario. Abortamos el trabajo sostenido. Es lo que hay.