Salen "las chelas", entran "los chelos"

Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)

Ya están dando que hablar. Desde ese punto de vista, lo que augura la presencia de Marcelo Bielsa y su cuerpo técnico al mando de la selección nacional tiene buena estrella. Con toques del
folclorismo clásico, la prensa y los hinchas hacen fila para mirar los movimientos del estratega y sus trece convocados lejos del bunker de Quilín, en Pudahuel, como si quisiera asimilar el ejemplo de Ezeiza que ya le dio dividendos en el pasado.
La voz es unánime. El acostumbrado desorden con que anteriores cuerpos técnicos trabajaban en Pinto Durán parece dar paso (aunque sea de a poco) hacia el orden, la prolijidad y el trabajo táctico por sobre la reunión cotidiana.
Tanta resonancia causa esta Bielsamanía que incluso "los colegas" nacionales se cuelgan del carro. Bonvallet se cree a su altura y Borghi reclama contra quienes alaban los procedimientos del rosarino.
Hay de todo, aunque lo claro es que el entrenador de moda está recién instaurando sus cimientos, está claro en la nueva cara que el fútbol chileno necesita y parece tomarse el trabajo con mucha y relajo calma sin eludir la responsabilidad de la presión y el hambre de triunfo del medio en general.
No es un tema menor que las eliminatorias estén a la vuelta de la esquina, que el primer rival sea Argentina y que Chile lleve dos procesos seguidos en que se instauró el fracaso como denominador común.
Lo que ha hecho Marcelo Bielsa es devolver la fe en que se puede hacer un trabajo serio y a partir de ahí, comenzar a juntar un grupo que se mantenga inalterable de acá al final de las eliminatorias, uno que entienda el mensaje y lo aplique como un libreto en la cancha.
Si alguna certeza tiene el colectivo que trabaja por estos días en el inicio del proceso, es que serán ellos los encargados de continuar las ideas del entrenador en la hora que Chile salte a la cancha. Si son 13 es porque ya está la base, los que ahora fueron llamados tienen una tremenda ventaja sobre los demás, aunque estos tengan un rendimiento espectacular en sus clubes locales. Todo por la base que desde ya sentaron "El Loco", Bonini, Berizzo y Berti. Acá se está intentando sentar los cimientos y a ello se les sumarán los más destacados futbolistas chilenos del extranjero, los que al parecer ya están mas o menos definidos también.
Lo que destaca es que Bielsa haya sido lo suficientemente astuto para entender que el fútbol chileno no funciona sin peso en el camarín. Que la mejor manera de hacerse valer es poner en su vestuario a un verdadero referente, su precepto trasladado a la cancha misma, el líder innato que tenga la admiración de sus compañeros. Era un hecho que Bielsa iba a llamar a Marcelo Salas si estaba vigente. De no estar el delantero, el argentino sabe que por rendimiento el indicado es David Pizarro. Inteligente como el sólo, el argentino sabe que con El Matador puede comenzar a solidificar su filosofía, que se gana el respeto del plantel, que por simple experiencia este grupo parte "ganador".
Se ve alegría, ganas de trabajar, convencimiento de la dirigencia, aplicación de las pautas Bielsa en el devenir de su proceso. Jugadores motivados por un estilo que llama a la curiosidad. La mejor opción para un fútbol dominado por las figurillas de cera que se derretían con las luces de alguna discotheque de moda o ídolos de la prensa mal habida que en el momento clave no destellaban
como prometieron.
Ahora se vislumbra un equipo. No hay individualidades. Sólo piezas claves. Como deben ser las selecciones nacionales. Una cuestión sería, una base permanente, una que permita edificar la ilusión a partir de una raíz fructífera.