domingo, marzo 30, 2008

Yo, Claudio




Por El Fanatinche (Ricardo Pinto N.)

Escuchaba hoy a un comentarista televisivo preguntarse cuál iba a ser el efecto en cancha que los jugadores de Colo Colo acusarían tras a salida de su líder, estratega y casi mentor. Básico, hay que mirar el segundo tiempo de los albos ante Boca
en La Bombonera. Entraron al camarín rebosantes, les bastaron quince minutos para desmoronarse. Concepción ya los va a encontrar "vacunados" contra la desmoralización. El respetabe Juan Cristóbal Guarello escribió una interesante columna en EMOL que impulsó a comentársela. Apropiada, diga del autor, habla bien del paso del argentino por la banca del cacique aunque repara a ratos en lo irrisorio, en jugadores que no rindieron. Como que hila muy fino hablando de un personaje con el que no se deben hacer análisis muy quirúrgicos. Porque Claudio Daniel Borghi fue transversal desde que llegó a Chile a lucirse en nuestras canchas hasta que consiguió inscribisrse en apenas dos años como el entrenador más exitoso de nuestro fútbol. Y fue tan transversal que hasta dictó pautas de comportamiento a seguir como para mejorar este fútbol tercermundista, "ratón", malacatoso, lleno de mercenarios dentro y fuera de la cancha, con periodismo básico y antianalítico-apasionado, congraciándose con todos sin tener que hacer concesiones, ganándose el respeto de los rivales incluso. Traspasando las barreras de la cancha misma. Un personaje que vino a este país siempre a dar espectáculo. El que tenga agallas para criticarlo sólo es otro de los envidiosos que intentó sin éxito robarle algo de su brillantez natural, de su esencia de potrero trasplantada al primer plano, de su decencia a toda prueba que no se vende al mejor postor aunque se le critique por autovalorarse a sí mismo. Borghi se lo echó al bolsillo sin soberbia, se hizo un lugar sin buscarlo, le tapó la boca a los incrédulos dioses de cera -con el Bichi muere la teoría Bonvalletiana de que en Chie no se pude jugar con tres en el fondo- y se sentó en las bases de la burocracia mercantil que hoy intentaregir los destinos del balompié criollo. A este tipo le debemos más que los cuatro títulos que el hincha albo babosea prepotentemente. A Borghi le debemos la emancipación del fútbol chileno centrado en su raíz misma, en la trampilla, en "la choreza", en el pundonor, en el crack de barrio con diez troncos al lado, en que se puede disfrutar sin dejar el estigma que nos dice que somos hijos del rigor en el campo de juego. No es culpa del entrenador que sus pupilos sean tan poco atinados que decidieron pelear premios justo después de ganarle a Boca, cuando antes estuvieron callados esperando el golpe de suerte. No es culpa de Borghi que los mandamases de Blanco y Negro sean tan mercantlistas que no entiendan que pasar de club a sociedad anónima es tan difícil como poner en marcha el Transantiago en un país desordenado. Hay que tener calma, tino, precisión y por sobretodo, respeto. Borghi se cansó.
Era el mejor momento para irse. En la cúspide, como el mejor en su área de trabajo, como el más querido por el pueblo, como el que alguna vez se pidió a gritos para hacer se cargo de la selección chilena porque se sabe que el tipo encarna lo
nuestro aunque haya nacido en otra tierra. Un campeón del mundo que nunca se jactó de ello, soportó fuertes críticas de verdaderos "Don Nadie", aplastó a sus rivales sin faltar a la ética, puso de moda el fútbol espectáculo y lanzó al estrellato a la hornada de esperanza que nos puede llevar al próximo mundial de fútbol. Jorge Valdivia, Matías Fernández, Humberto Suazo, Alexis Sánchez o Miguel Riffo, con diversas realidades y proyecciones, son jugadores que con otros técnicos no habrían alcanzado el estrellato. Porque en un medio tan conservador y poco arriesgado, Borghi los alentaba a ir adelante, no con verso ni video sino apelando a la relación del amigo-entrenador, del que premia más que castiga, del que aconseja y tiene ese don de mando armonioso, del que sabe conformar equipos de trabajo y que quienes se ponen a su orden sienten la importancia dentro del grupo. En Chile, aunque quieran, nadie más trabaja así. Los resultados globales jamás mienten. Quienes sostienen que el Bichi debe probar ahora, en niveles más exigentes que es un gran estratega son simples escépticos que "hablan por la herida". Borghi dejó huella y cuando lo comparan con Álamos o Jozic subo el pulgar en lo futbolístico. Lo otro, el remezón completo a las empantanadas bases de nuestro fútbol no se lo quiten, por favor. Que el gordo de la sonrisa fácil y la fantasía como insignia se ganó un sitial con creces. Y el que quiera venir a quitárselo es un simplón soñador con más verso que currículum.

viernes, marzo 28, 2008

El día de los inocentes



Por Satelito (J. C. Araneda)


A la selección primero, a la Católica después. Les ganaron en distintas circunstancias pues el nivel demostrado en ambos partidos hizo que las derrotas hayan sido miradas con distinto prisma. Pero fueron derrotas. Y las pérdidas en el fútbol, por más que aparezcan filósofos diciendo lo contrario, no sirven de mucho.
Nos tocaba deleitarnos con la Legión Extranjera chilena que jugaba por el país en Israel (en eso hemos avanzadfo, tenemos jugadores de renombre actuando afuera) pero sabemos de sobra que el éxito de los chilenos es porque el fútbol se juega con once, y en sus equipos son descollantes porque sus compañeros extranjeros son tan descollantes como ellos. La selección chilena que vimos en Tel Aviv mostró impresentables niveles de no concreción, mantuvo el clásico dominio de los equipos de Bielsa pero sin llegadas claras como para inquietar al arquero rival.
Y ya se están notando ciertos vicios en el entrenador de la Roja de todos. Uno es que continúa creyendo que su equipo es dependiente de Matías Fernández, desperdicia a un jugador como Luis Jiménez en su mejor momento y con ello arma un equipo tan vertical que se transforma en impreciso. Corren mucho, nadie desequilibra. Tocan tanto el balón sin asunto que le dan tiempo al rival para juntarse y cuando este explota en velocidad, Chile (como conjunto) se ve absolutamente sobrepasado pues ayer, cuando los isrealíes apuraron la última línea pasó inconvenientes.
Súmele un gol de segunda infantil que sentenció la brega y las cosas quedan más que claras. De poco sirve el esquema de Bielsa si los jugadores no son capaces de dominar los tiempos matando con jerarquía al rival. Este equipo naciona no tuvo ningún peso específico y cayó ante un similar de muy bajo orden. Nuestras grandes figuras en cancha como Suazo, Fernández, González o Sánchez no brillaron y para variar, atrás hay una falta de convicción tremenda.
Tengamos fe en que con la inclusión de nacionales indispensables en la formación original como Iturra, Miguel Pinto, Fierro, Salas, Riffo o Gonzalo Jara, este seleccionado con buenas individualidades sepa aprovechar que se enfrenta a dos equipos de muy bajo nivel, por más que se agranden en casa.
Ganar los seis puntos no sólo es imperioso en el periplo de La Paz y Maracaibo sino que es alcanzable, con distintas variantes tácticas pero con convicciones similares. Salir a matar al rival, no a pichanguearle la pelota sin asunto como lo hacen hoy los nuestros. La buena noticia es que apenas regresen de Venezuela, la "10" del equipo de todos estará en manos de Jorge Valdivia.
Falta que Mayne Nicholls se ponga los pantalones y arme una verdadera campaña que nos devuelva a David Pizarro al camarín de Pinto Durán. Con él, Vadivia, Sánchez y Salas, Bielsa podrá por fin cumplir su sueño de tener un equipo ofensivo pero de esos letales, que cuando se trate de liquidar al rival sea implacable. Con lo que hay, no se puede. Llevamos meses viéndolo.
Algo similar (y había que ser bien iluso para esperar lo contrario) es lo que le pasó a la UC en su visita a Buenos Aires. De nada sirve jugar bien, planificar, ajustarse al esquema, correr, tener el balón y más si cuando se necesita concentración, las cometes frente a rivales que son inmensamente superiores.
Hay un mandato en la Católica, aunque no lo crean, "Si se equivoca San Tatty, nos llevamos derrota segura". Ayer falló Buljubasich, el que siempre pone la cuota de seguridad. Y del resto ni hablar porque sólo demostró (con Luis Nuñez como estandarte) que el escenario internacional le sigue quedando grande a un fútbol con talla chica.
A ver si se concentran para la otra. No vaya a ser cosa que tengamos que variar el calendario una vez al mes, para cuando un equipo chileno salga a jugar cosas importantes declararlo el día de los inocentes. Ya está bueno con la chacota.

lunes, marzo 17, 2008

Voz Futbolera


A partir del tema que escribí en la entrada anterior, les dejo nueva encuesta pero respecto al tema del momento, Jorge Valdivia.
Respecto de la Voz Futbolera anterior, 115 votos dijeron que el equipo chileno que más opciones tenia de vanzar en Copa Libertadores era:

- Universidad Católica: 63 votos, 55%.
- Colo Colo: 46 votos, 40%.
- Audax Italiano: 6 votos, 5%.

Puede participar respecto al tema Valdivia a partir de hoy y gracias por la fidelidad, aunque este sitio esté cada día menos actualizado, algunos seguimos intentando que se mantenga vigente.

¿Qué hacemos con este llorón?




Por Satelito (J. C. Araneda)

Este tipo tiene marcada la contradicción en su carrera. Prumero, fue botado por su club original, Colo Colo y luego andaban rogando para traerlo de vuelta desde Concepción. Después, no rendía en su equipo y cuando le trajeron extranjeros al puesto empezó a mostrar rendimientos rutilantes.
Tras ello, lo llamaron de emergencia a la selección nacional, para entrar en segundos tiempos y el tipo le cambiaba la fisonomía al equipo.
Después, entraba en polémicas absurdas y se metió con la farándula justo cuando su nivel futbolístico era de nivel superior. Salió del país y sus experiencias siempre fueron negativas pero llegaba a Chile y descollaba a las pocas semanas en cancha y armaba escándalo fuera de ella.
Ni hablar del episodio del "Puertordazo" y su destierro de la selección. Desde ese minuto, Valdivia, a sabiendas de que echaba el ambiente futbolero nacional encima, aprovechó su oportunidad en el fútbol brasileño y comenzó a brillar de manera inimaginable, llenando portadas y poniendo en tela de juicio el merecido castigo que la ANFP le concedió al grupo de indisciplinados en Venezuela. Eso porque todos sabemos que si algo necesita Chile, a nivel de su equipo nacional, es un jugador destellante, distinto. Los que hay no han podido debutar y ya llevamos cuatro fechas de eliminatorias y esa ventaja parece absurda.



Si Valdivia no fuese el jugador que es hoy no nos estaríamos preguntando si es necesario que se rindan concesiones con él. Pero considerando la vuelta de Alexis Sánchez, el nivel que mantiene Salas, lo poco que ha rendido Matías Fernández, la disciplina táctica y dependencia de un volante creativo que el esquema Bielsa exije, ¿no cree usted que tenemos un tema no menor para discutir?
Me refiero a si quien hoy representa mejor el fútbol chileno no es merecedor, pese a su sobrbia y mala educación, de vestir la camiseta más importante del deporte que tene en él al embajador más importante.
A mi, el caso Valdivia me genera tantas malas sensaciones como el de David Pizarro. Es un verdadero desperdicio tenerlos afuera de un camrín que hasta hoy sólo cuenta con relleno, más cuando esta es la oportunidad para que nuestra Roja sea protagonista de un primer nivel que esta allí, a la mano, al menos a nivel sudamericano.