lunes, enero 28, 2008

En el congelador








Por Futbolero Mayor (Hugo Merino N.)

Sería vano insistir en que los equipos con quienes se enfrenta Chile en esta mini gira por Asia son de baja calidad. No sería preciso el dato. Sin embargo, nadie puede dejar de convenir en que no son estos los mejores examinadores para una selección que está enfocada en un sólo proceso: clasificar al mundial de Sudáfrica 2010. Ni siquiera está pensando en el propio mundial.
¿Por qué se busca rivales de tan distinto ADN futbolero al que nos convoca en competencias reales? Francamente, uno tiene enormes dudas del resultado real de esta primera jugada de la planificación Bielsa para su agenda 2008. Ni Japón ni Corea responden de manera alguna al perfil que nuestro combinado nacional deberá desafiar en busca de uno de los cupos sudamericanos al principal torneo del balompié universal.
Se tiende a decir que es una buena experiencia el sacar un grupo de jugadores que nunca más tendrán esa opción de cruzar el mundo para tener 180 minutos de desafío competitivo. En el momento en que comienza el torneo chileno, lo que significa bajas para algunos equipos más que otros, Bielsa convoca una serie de jugadores más útiles hoy para los clubes grandes que para un seeccionado y los junta de emergencia, en circunstancias que tanto ellos como los demás que actuán en el extranjero saben quienes son lo dueños de camiseta em el futuro. Peor aún, algunos quienes llegan a jugar como Beausejour o Rubio siguen derrochando oportunidades internacionales que podrían dársele a algún juvenil con proyección. Otros, como Gonzalo Jara o Gonzalo Fierro sólo juegan por cumplir pues sus rendimientos individuales los hace piezas inamovibles de las próximas nóminas a entregar.
Puede que de acuerdo a su idea, yo esté equivocado y esta selección B acumula millas de experiencia y viene a nutrir un grupo que hasta ahora sigue limitado y no encontraba instancias de acostumbrar a nuevos convocados al sistema de trabajo el argentino. Desde ese punto de vista, el abanico de posibilidades se amplía. Yo no puedo alinearme en esa postura, más cuando sé que por delante de Pedro Morales están Jorge Valdivia, Matías Fernández, Luis Jimenez y Carlos Villanueva por lo menos. Cuando sé que arriba están Suazo, Salas, Sánchez y que los que juegan esta semana no son opción valedera ni que se haya confirmado. Es más, sería bueno que alguien presente a Beausejour con Rubio para ver si se conectan en el campo de juego, que al menos contra Japón no hicieron ninguna combinación.
No me gusta, la encuentro poco auspiciosa y ni siquiera siento que afiance al grupo. Creo que Bielsa empezó a demostrar, con una selección de bajo nivel como la nuestra, que no se puede armar amistosos sin tener un equipo fijo, que el sistema no se nota, no se avisora novedad. Sólo algunas caras repetidas con segundas opciones.
Así, lo de junio en La Paz y Maracaibo sigue siendo una verdadera incógnita. Poco tiene que ver el frío del lejano continente asiático.

Voz Futbolera




Después de 260 votos y bastante tiempo sin actualizar la encuesta, ya es hora de retomar los temas a medida que el fútbol se reinserta en el calendario. Por lo menos la última Voz Futbolera determinó que el entrenador que más aportó al fútbol chileno en el 2007 fue:

- Marcelo Barticciotto: 88 votos, 34%.

- Claudio Borghi: 69 votos, 27%.

- Raúl Toro: 46 votos, 18%.
- Arturo Salah: 20 votos, 8%. - Luis Musrri: 19 votos, 7%.
- Ronald Fuentes: 16 votos, 6%.

- Otro: 2 votos, 1%.


Dada la bullada gira de la Selección Nacional de Fútbol en partidos para Japón y Corea, la siguiente será la siguiente pregunta a responder por los lectores del blog y tiene que ver con qué tan de acuerdo están ustedes con la realización de esra gira en medio del hermetismo clásico y con un equipo que seguro no será el que enfrente las eliminatorias como titular desde junio próximo. Se esperan aportes.

sábado, enero 12, 2008

La obsesión de Borghi

Por Satelito (J. C. Araneda)

Tanto ruido con la noche alba y al final apenas se vio a Lucas Barrios, Daniel González y Ricardo Rojas como refuerzos de un equipo que continúa marcando prevalescencia local al menos en cuanto a plantel. La incógnita es si ese discurso de ir por la Copa Libertadores es apegado a la realidad, más considerando que no es lo mismo jugar contra la Católica que contra Boca Juniors.
Tal cual como en su momento, fue la cantera la que generó explosivos talentos en el puesto del "10" como Valdivia y Fernández, Borghi acertó al exigir la legada de un conductor de renombre en la temporada anterior. Pese al recaudo de algunos specialistas nacionales que lo consideraban un trotón que le quitaba ritmo al equipo popular, Giovanni Hernández terminó dándonos la razón, a mi en particular que al momento de su arribo lo tildé de el último gran jugador de nivel internacional que veríamos en nuestra canchas. Por currículum, por calidad, porque fue desequilibrante para que el cuadro popular se quedara con el tetracampeonato cuando no era favorito. Además, sirvió para que algunos "infladores" de futbolistas se dieran cuenta del por qué extrañamente otros volantes fallaban cuando se les daba la oportunidad en selecciones. El ejemplo de Rodrigo Millar y su desvinculación desde Pedreros tiene directa relación con que confirmó que es un invento para camisetas de peso y que fue incapaz de amagarle el puesto al cafetero.
Dada la indisposición de Giovanni de seguir en un equipo que no le estaba dando la vitrina suficiente a menos que este paso le asegurase el futuro se inició una teleserie que concluyó con el jugador desaforado por su ex cuerpo técnico y dirigentes y lo que es peor, con una verdadera novela respecto de un famoso "tapado" que ni en la Noche Alba ni en los días subsiqguientes ha logrado aficanrse en Macul. Por qué, simple. Claudio Danie Borghi tiene un favorito y lo antepone a las opciones de Jaime Valdés o el charrúa Sergio Orteman. Se llama Jesús Alberto Dátolo, tiene 24 años y limita en el Boca Juniors.
A esta altura, siendo tremendamente analítico en la situación del actual Colo Colo tendría que decir que, o en el equipo albo están dando manotazos de ahogado o simplemente Daniel "Chucky" González anda con una sonrisa de oreja a oreja porque tiene titularidad segura.
Se los digo porque basta ver el curriculum de Dátolo para saber que no es un volante creativo, que no es un "10" como lo anunciaban hoy en el bloque deportivo del Mega y que, dada su posición de volante zurdo con proyección, que juega por toda la banda y posee un respetable remate de pelota muerta, lo más seguro es que su desorden táctico haga imposible que opte al título de conductor del equipo. González si podría ejercer la función.
Decía lo de la incertidumbre en la búsqueda porque Orteman es volante de contención y sólo un medio como el chileno podría otorgarle características de taentoso a un cortapalos que funcionaba bien porque jugaba en un Olimpia donde todo era dinámica en movimiento. No porque el calvo fuera un superdotado a la hora de habilitar. Pero lo asumieron como probable reemplazante del colombiano. Un absurdo.
Dátolo no quiere jugar en Colo Colo, prefiere mirar desde la banca los partidos del rival albo en la fase de grupos, el nuevo Boca de Carlos Ischia que cuenta con el regreso de Juan Román Riquelme a defender el título que casi ganó sólo, además de la llegada del imparable Lucas Castromán para complementar la zona. Además, allí cuantn con Nery Cardozo, otro de los mediocampistas de gran solicitud en el mercado internacional.
Esa opción hace que Boca necesite recaudar y pueda con ello deshacerse de un jugador que no ha sido importante desde que llegó provenienrte de Banfield, equipo donde logró sus mejores réditos futbolísticos de la mano de Julio César Falcioni y con un cuadro de mediano rendimiento donde reslataba la figura de Daniel Bilos y Rodrigo Palacio, dos que también se vestirían de xeneise.
Y si llega Dátolo, más cuando se sabe que el "Bichi" sólo espera por su fichaje y descartó a los demás, ¿le servirá a Colo Colo cambiar de esquema, olvidarse de un lanzador milimétrico y fino como el colombiano Hernández, optar por la velocidad en las bandas, como en la primera etapa de Borghi al mando del cuadro popular? Tema pendiente, más cuando el argentino sabe ta bien cómo dirigir un equipo. Tanto como cualquiera de los que ve fútbol internacional sabe que Dátolo está lejos de ser una superfigura para un equipo que quiera alcanzar grandes metas internacionales.

sábado, enero 05, 2008

Al Gran Julio Martínez

Por Satelito (J.C. Araneda)

Este es un estracto de lo publicado en la página de El Clarín por nuestro compañero y por hoy, en stand by colaborador Ricardo Pinto N.
Lo transcribo con el respeto que dicha desaparecida figura significa para quienes hacemos este sitio dedicado al fútbol.



Dicen que el sueño del hombre es irse de esta vida en paz, descansando pleno, en su lecho construido a pulso, junto a los suyos, en celebración, sin ostentar, con la tarea cumplida y sobretodo, con el convencimiento personal de haber obrado bien, sin enemigos, ni críticos.

Que los que queden no tengan más que una palabra de agradecimiento y un concepto similar al de “fue buena persona”. Parece simple, pero pocos lo logran. Quizás sin saberlo, Julio Martínez Prádanos acertó en que su mítica frase “justicia divina” se quedaría con él hasta el momento de su partida. No es casualidad. Hay también un sello de esa justicia celestial en sus últimos días de tranquilidad y conformidad con sus seres más cercanos. No podía ser de otra manera…

Cualquiera que se sienta apasionado y privilegiado de llevar, como yo, el título de periodista a cuesta, sabe que JM tiene un efecto invaluable en la impronta que con los años, te llevó a abrazar el oficio de la comunicación. Más que Oriana Falacci, Ernest Hemingway o cualquiera de esos “personajes de manual” que tus enconados profesores trataron de instituir como grandes precursores de la profesión más libre y potencial del mundo. Nosotros somos tercermundistas, a mucha honra. No nos vendan modelos de otros paralelos inalcanzables. Acá hay cultura de sobra, personajes por doquier, no necesitamos moldes pues tenemos los propios y suficientemente válidos.

En Chile deberían dejar de aplicar tanta técnica bibliográfica a partir de hoy en las facultades, buscar la manera que todas las nuevas generaciones de tan querida, vilipendiada y hoy confrontacional actividad aprendan de Julio Martinez y su oratoria, de sus clases dominicales en televisión abierta, esas sin arancel, ni matricula, ni más aula que una vuelta por el bloque deportivo en el noticiario de Canal 13, de cómo decir mucho más que el resto en los mismos minutos o líneas de texto, sin denostar, sin subjetivizar, sin importunar.

Justo ahora, que sobran los comentaristas deportivos peleándose un lugar de privilegio, el rating descarnado y buscando -en la imitación del modelo global- la manera de quedarse con la audiencia es cuando aflora el sentimiento más íntimo. Y todos nos acordamos del mismo que hasta hace unos años atrás, muchos consideraron como obsoleto, inadecuado o pasado de moda para la pantalla moderna. Cómo si alguien pudiese probar que “el nuevo periodismo” tiene más asidero, más decencia e incluso más reseña en la gente que lo que hicieron nuestros maestros de antaño. Cómo si alguien estuviese hoy en condiciones de convencerme que la comunicación persuasiva puede más que la pluma galana y sempiterna.

Más allá de sus discursos emotivos, de su estampa inolvidable, de su mensaje esperanzador y decente, a Julio Martínez se le extrañará porque era un oasis en un desierto de pirañas. Con él, se va el último y más importante bastión del periodismo chileno idealista, original y auténtico por excelencia. Todo lo que queda tiene sabor y olor a artificio, a moda reluciente y plagiada, a papel couché, a libreto memorizado, a plática arribista, a diatriba selectiva.

Se nos fue El Gran Disertador, el mismo que con su simpleza y enorme cultura de calle y sentido común fue capaz, hasta el último de sus días al aire, de ganarle transversalidad pública a la emancipación de los medios, al reinado del cable, a la homogenización de contenidos, a la pérdida de la nobleza vocacional más inherente en desmedro de los números, al golpe de mesa y tono desafiante por sobre el verbo exquisito y adecuado, a la imagen por sobre el don de la palabra. Les dio paliza.

Julio Martínez nos permitió aprender que el periodismo es oficio y arte que siempre se expande y nunca se acota. Que está en constante evolución pero nunca se enarbola ante su origen. Que en la simpleza sigue estando el verdadero acicate y poder de de nuestra actividad. En comulgar con los que leen, ven o escuchan, en ser fiel a un estilo y no venderlo a experiencias foráneas, en obedecer a un sello basado en la cultura total por sobre el dato específico y empírico, en visualizar lo simple y aprovechar la única arma que por mandato podemos usar en nuestro beneficio: el buen lenguaje.

Por eso, por su escuela, su legado y tanta nobleza, muchas gracias maestro. Quienes aún creemos en el sueño llamado “comunicación” sabemos que vuestro lugar en nuestra génesis formativa está por sobre los libros, por encima de las modas pasajeras, más arriba de lo que enseñan en cátedras o bibliotecas. Es una herencia invaluable, inagotable. En nosotros está expandirla y mantenerla. Usted ya nos enseñó el camino